sábado, 29 de julio de 2017

El camino hacia el Reino de Dios

El univrso es todo lo que existe, lo que vemos, lo que oímos, lo que sentimos, lo que vivimos, lo que está arriba (el cosmos, el cielo) y también lo que está abajo (nuestro mundo). Dios es el rey del universo, ese mismo rey que desde su omnipotencia y grandeza vino a nuestro mundo tan débil como un hombre para salvarnos, a darnos a conocer su reino. Se dice que cuado Jesús vino al mundo, vino a la mitad del tiempo; cuando los apóstoles le preguntaron cuándo es el fin del mundo, Él les respondió "No me toca a mí decidirlo, sino al Padre; lo que me toca a mí es invitarlos al reino".

El hombre descubre al mundo y al cosmos a su propia manera, sin embargo, querer descubrir el Reino de Dios a nuestra manera no es posible, pues para descubrirlo sólo existe una forma, siguiendo el camino que Jesús nos ha mostrado; Él mismo es el camino, es decir, el camino hacia el Reino vino a encarnarse para ser hombre entre nosotros, a sufrir nuestras mismas debilidades y padecimientos, y al mismo tiempo tener poder sobre ellos y sobre nosotros, pues tiene dos naturalezas al mismo tiempo, es Hombre y es Dios.

Jesús vino a vivir nuestro tiempo y señalarnos cuál es el camino haca el Reino de Dios, pero depende de cada uno de nosotros la manera en que recorreremos ese camino, ya que al hacerlo, podemos cometer errores, no podemos regresar el tiempo, pero podemos aprender de esos errores y tratar de corregir para mejorar y cruzar ese camino de una manera más correcta, más cercana a la manera en que Jesús espera de nosotros.

Ser católico es profesar la Fe de Cristo (credo); un cristiano es aquel que deja todo por seguir a Cristo, por seguir ese camino que nos ha señalado hacia el Reino de Dios, un reino de "Paz, Amor, Justicia y Verdad". Por lo tanto, debemos instituir el Reino de Dios desde nosotros mismos, desde nuestra familia, desde nuestra casa, buscar acercarnos a Dios, intentar identificarnos con Él; y las herramientas principales para lograrlo son "Oración y Fe"; eso es lo que se necesita para forjar ese reino en nuestras vidas, orar con gran devoción, pues Dios escucha más la voz del corazón que la voz de los labios, y tener plena fe en que Él nos escucha y también nos habla.

La oración y la Fe nos guiarán hacia la Paz, la Justicia, el Amor y la Verdad, es decir, al Reino de Dios, que es un tesoro valioso para todo aquel que sea capaz de valorarlo, para los humildes de corazón; y nosotros lo debemos descubrir; si no logramos descubrirlo, es porque hemos buscado el tesoro equivocado o porque lo hemos buscado de la manera incorrecta, pues el Reino de Dios es para todos y hay que saber cómo buscarlo, empezando por buscar dentro de nosotros mismos, dentro de nuestro corazón, de nuestras vidas; debemos pedirle al Señor que nos llene de ese Amos, de esa Verdad, de esa Justicia y esa Verdad, y todo aquello que necesitamos en nuestra vida para acercarnos a Él y renunciar a todo aquello que nos aleje; una vez ue hayamos encontrado ese tesoro, no debemos guardarlo para nosotros mismos, sino que debe ser compartido y permitir que otros los descubran y lo gocen como nosotros lo hemos logrado.

Jesús duró 3 años de vida pública, llenando a su pueblo de sabiduría y predicando lo que conocemos como Evangelio, la buena noticia del Reino de Dios, es lo que Jesús nos dice, y de todo esto, sólo se escribió lo escencial, pues hay cosas que aún no se han revelado.

Cuando Dios le dio a Moisés las tablas con los Mandamientos, esas leyes quedaron implementadas para que nosotros, su pueblo, las practiquemos.

Jesús habló en parábolas para que los oyentes supieran exactamente qué quería decir y no se hicieran interpretaciones personales.

Por lo tanto, eso es lo que debemos hacer para llegar al Reino de Dios y descubrir el tesoro de Amor, Verdad, Justicia y Paz:
  1. Seguir a Cristo, seguir sus pasos, sus enseñanzas, pues Él es el camino.
  2. Cumplir los mandamientos.
  3. Orar y tener fe.
  4. Llevar la noticia hacia otros.
Éxodo 24; 3-8.
Salmo 49 Ofrécele al Señor tu gratitud.
Juan 11; 19-27.