Hoy 30 de Abril, Día del Niño en México, mi país,
aprovecho la ocasión para rescatar información sobre un niño santo, un joven
mártir que entregó su vida a Cristo y a María. San José Sánchez del Río,
cariñosamente llamado San Josesito.
San José Sánchez nació en Sahuayo, Michoacán el 28 de
Marzo 1913. Fue un joven cristero de 14 años de edad, procesado y ejecutado por
oficiales del gobierno mexicano, durante la Guerra Cristera en México.
Al estallar la Guerra Cristera, en 1926, tras la
legislación anticlerical promovida por Calles, los Cristeros, católicos que
defendieron su fe, se levantaron, y sus hermanos se unieron a las Fuerzas
Cristeras para la lucha; él también quería hacerlo, pero su madre y el General
Prudencio Mendoza no se lo permitían, sin embargo, él insistía y convenció a su
madre argumentando que “Nunca ha sido tan fácil ganarse el cielo como ahora”.
José Sánchez no tomó parte activa en los
enfrentamientos, pero portaba el estandarte con la imagen de la Virgen de
Guadalupe, uno de los símbolos católicos más arraigados en México, y tal vez en
otros países.
El 6 de Febrero 1928, el caballo del Jefe Luis Guízar
Morfín fue herido por unas balas, y es aquí donde ocurrió el acto heroico
recordado por el Niño Cristero, ante el ataque de las tropas del gobierno, y
para evitar que el Jefe Guízar sea capturado, José Sánchez le entrega su
caballo y diciendo estas palabras: ““mi general, tome usted mi caballo y
sálvese; usted es más necesario y hace más falta a la causa que yo”. Así el
General logra escapar y José es capturado, fue encerrado en el baptisterio de
la iglesia de Santiago Apóstol en Sahuayo, lugar donde lo habían bautizado
y que había sido convertida en una
cárcel y en caballeriza de las tropas del gobierno. Así el lugar donde fue
bautizado se convirtió en su prisión.
Algo que se recuerda durante su cautiverio fue su
reacción al ver el tabernáculo y el presbiterio de la iglesia donde estaba
prisionero convertido en un gallinero donde se entrenaban los gallos de pelea
del gobernador; José reaccionó con fuerza matando a los gallos, y sin miedo a
las amenazas de muerte. Allí le dijo al carcelero: “la casa de Dios es para
rezar, no para usarla como un establo de animales. Estoy dispuesto a
todo. Puede fusilarme. Así me encontraré enseguida en la presencia de Dios
y podré pedirle que le confunda”.
Fue cuestionado por Rafael Picazo Sánchez, su pariente
y padrino de Primera Comunión, influenciado por el Presidente Calles y por su
odio hacia la iglesia, para que renunciara a su fe, le hizo varias propuestas
tentadoras como inscribirlo en la prestigiosa escuela militar del régimen e
incluso mandarlo a Estados Unidos. Sin embargo él las rechazó. Entonces Picazo
pidió a la familia la suma de 5 mil pesos de oro para su rescate. Su padre
reunió el dinero, pero José le pidió que no pagara el rescate porque ya había
ofrecido su vida a Dios y “su fe no estaba a la venta”. Fue entonces que inició
la tortura, con el fin de que renunciara a su fe, le arrancaron la piel de las
plantas de los pies con un cuchillo, pero no funcionó, pues el joven ya estaba
entregado a Dios.
El viernes 10 de febrero lo sacaron de la parroquia al
mesón general del ejército federal y lo obligaron a caminar así, descalzo con
los pies desollados, hasta llegar al panteón Municipal. Durante todo el
trayecto, José, iba soportando el intenso dolor y dando gritos y vivas a Cristo
Rey y a la Virgen de Guadalupe. Llorando pero a la vez rezando por el camino,
le fue señalada su tumba y poniéndose al pie de ella fue sometido a
ahorcamiento y acuchillamiento por sus verdugos. Uno de ellos, Rafael Gil
Martínez apodado "El Zamorano", lo bajó del árbol donde había sido
colgado y le preguntó: ¿Qué quieres que le digamos a tus padres? José respondió
con voz de mucha fatiga: Que viva Cristo Rey y que en el cielo nos veremos. El
verdugo sacó su pistola y lo mató de un tiro en la sien. Eran las 11:30 de la
noche en Sahuayo, Michoacán.
Se recuerda que, cuando su familia se trasladó a
Guadalajara, José fue a la tumba del abogado Anacleto González Flores, martirizado
el 1 de abril de 1927. Allí el muchacho pidió a Dios poder morir como Anacleto
en defensa de la fe católica. Y así fue como entregó su vida.
Fue beatificado por el papa Benedicto XVI el 20 de
Noviembre de 2005, quedando el día 20 de Noviembre como el día de su memoria o
celebración, junto con otros mártires beatificados al mismo tiempo.
Sin embargo, y posiblemente por la importancia de esa fecha en México, se ha
tomado como fecha para celebrar la memoria libre de san José Sánchez del Río el
10 de febrero, día en que fue ejecutado.
El 16 de octubre del 2016 el papa Francisco firmó el
decreto que habilita su canonización. Fue canonizado por el papa Francisco el 16
de octubre de 2016 en Roma, junto a
otros seis beatos, entre ellos el argentino Cura Brochero.
Imagen de San Josesito, en el Santuario de la Virgen de Guadalupe, Ameca, Jalisco. |
La vida del Niño Mártir José Sánchez del Río fue dada a
conocer en la película mexicana Cristiada, en 2012.
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