Las tentaciones son parte de nuestra vida; ante ellas es decisión nuestra ser o no ser victoriosos, pues existe manera de alejarse de ellas:
- Presentar una conducta opuesta; por ejemplo, si la tentación es una conducta soberbia, debemos intentar una conducta humilde.
- Confiar en el amor a Dios y al prójimo.
- La oración, buscar con ella la Gracia de Dios.
Una tentación se presenta como algo bueno, pero en realidad es negativo, es venenom para el alma; se ve deseable pero en realidad trae sufrimiento y muerte espiritual. Es una guerra contra uno mismo, debemos estar preparados y dar resistencia.
Vencer a la tentación es parte de seguir al Señor.
A menudo le rogamos al Señor que nos libre de las tentaciones, pero sentimos que no nos responde, pues Él permite que nos suceda para poner a prueba nuestra fe, Él permite que seamos golpeados por las olas para probar nuestra fortaleza, nuestra fidelidad y nuestra unión hacia Él.
Señor, permite a mis ojos ver el camino para salir de la tentación, ilumíname, pues tú ya la has vencido. Amén.
Génesis 2: 7-9, y 3: 1-7
Romanos 5: 12-19
Mateo 4: 1-11
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