No existe pastor sin rebaño, ni rebaño sin pastor; pastor y rebaño caminan juntos, y en este caso el pastor tiene una misión significativa: Dar Vida. Para que las ovejas vivan deben tener salud, si una enferma el pastor se preocupa. El buen pastor también da la vida por sus ovejas.
Por eso, un verdadero pastor, además de ocuparse de quienes lo siguen, que escuchan la palabra, también presta atención a auqellos que no los siguen, que no vinen, que no escuchan, que están enfermos; pues Él pedirá cuenta de todos quellos que puso a nuestro cuidado pastoral.
Jesús dijo a los fariseos: Yo aseguro, quien no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino por otro lado, es bandido; quien entra por la puerta es pastor; a ése le abre quien cuida la puerta y las ovejas oyen su voz, las llama por su nombre y ellas lo siguen al caminar delante de ellas, pues reconocen su voz; mas a un extraño no reconocen y huirán de él, pues no reconoce su voz [Juan 10: 1-4].
Sin embargo no lograron comprender el mensaje, pero Jesús insistió con lo siguiente: Yo soy la puerta de las ovejas, todos los que antes de mí vinieron, son badidos y las ovejas no los escuchan; yo soy la puerta, quien entre por mí se salvará, podrá entrar y salir, y encontrará pastos [Juan 10: 1-4].
Jesús se nos presenta como la puerta, el pastor y el pasto:
- Puerta en función de considerarlo como pasaporte de entrada y salida, acceso a la gracia por medio del Espíritu Santo.
- Pastor porque nos lleva al acompañamiento, nos dirige hacia El mismo.
- Pasto porque nos sirve de alimento espiritual y nos renueva desde nuestro interior.
En este escenario también aparecen los bandidos, que en este caso son los falsos ídolos, falsos líderes, todos aquellos que intentan edificar una iglesia desde otra parte, desde otro camino, y llaman a las ovejas a seguirlos por ese camino de perdición, a que entren por otra puerta. También se refiere a quienes siguen un camino de tentación, a quienes no caminan por el camino que Dios nos enseñó por medio de sus mandamientos y hacen uso de todo tipo de acciones idebidas para beneficio propio, a costa del sufrimiento de los demás y de la preocupación de los verdaderos pastores, quienes intentan defender a ese rebaño que ha sido puesto a su cargo y hacer volver a aquellas ovejas que se han extraviado.
Debemos entender que nosotros mismos somos las ovejas del rebaño de Cristo, nuestro propio pastor, a quien debemos reconocer su voz y seguirlo cada vez que nos llame.
La palabra nos permite encontrar una riqueza en Cristo Resucitado, una oportunidad de conversión para fortalecer la fe, esperanza y caridad, de meditar sobre nuestros problemas y nuestro cansancio, y reconocer que Cristo representa nuestra puerta para salir de ellos y al mismo tiempo una entrada a la esperanza.
Salmo 22 El Señor es mi Pastor, nada me faltará.
Hechos 2: 14, 36-41.
I Pedro 2: 20 -25.
Juan 10: 1-14.
Presento aquí un par de fuentes donde se explican las mismas escrituras: