domingo, 15 de noviembre de 2020

Oraciones para amanecer o dormir

Éste es un grupo de oraciones que en mi familia rezamos para iniciar el día o al momento de ir a dormir. Las aprendí de mi padre, quien a su vez las aprendió de mi abuela, y deseo compartirlas con usted, hermano cristiano, que visita este sitio.

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea Tu nombre. Venga a nosotros Tu reino. Hágase Tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación. Líbranos del mal. Amén

Dios te salve María, llena de gracia, el Señor está contigo. Bendita entre las mujeres; bendito es el fruto de Tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, y creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra del  Espíritu Santo, nació de Santa María  Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos y al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso, desde ahí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos y la vida eterna. Amén.

Al despertar: Gracias te doy, oh gran Señor, y alabo tu gran poder, pues con el alma en el cuerpo me has dejado amanecer. Así te pido Gran Señor me dejes anochecer en gracia y servicio tuyo sin llegarte a ofender. Amén.

Al ir a dormir: Gracias te doy, oh gran Señor, y alabo tu gran poder, pues con el alma en el cuerpo me has dejado anochecer. Así te pido Gran Señor me dejes amanecer con mucho ánimo y deseos de vivir un nuevo día. Amén.

Santísima Virgen María, tuyo he de ser, muerte en pecado no he de tener, por tu pureza me he de defender. Virgen sin comparación, por tu ser inmaculado, solicítame el perdón y que no muera en pecado. Amén.

Ángel de mi Guarda, dulce compañía, no me desampares, ni de noche ni de día.

Espíritu Santo, ven, ven, ilumina mi entendimiento para obrar con bien. Espíritu Santo, ven, ven, mueve los corazones para que me hagan bien. Espíritu Santo, consolador, consuela mi alma y alienta mi corazón.

En los Cielos y en la Tierra sea por siempre alabado el Corazón amoroso de Jesús Sacramentado. (3 veces).

Bendito, alabado y adorado sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar, en los Cielos, en la Tierra y en todo lugar. (3 veces).

Finalizamos con la Oración a la Santísima Trinidad.

Dios Santo, Poderoso, Inmenso, desde el trono de tu Majestad dirige una mirada compasiva a este gusano de la tierra que postrado y lloroso demanda tu clemencia: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de tu gloria, y en medio de tanta grandeza ¿escucharás mis gemidos?, Sí, porque sólo Tú eres mi Dios y porque así al proclamar Dios Padre, Dios hijo y Dios Espíritu Santo, en ti pongo mi fe, confieso mi redención y espero el cumplimiento de tu palabra.

¡Con cuánta ternura, Señor, repetiré: Santo, Santo, Santo!, mi corazón se dilata y siente un regocijo extraordinario, mi fe aumenta de tal manera que estoy seguro y cierto de que hoy seré feliz, pues mi lengua y mis labios han pronunciado constantemente: Santo, Santo, Santo; la peste no emponzoñará mi pobre aliento, la desnudez, la miseria y el hambre no llegarán a mis puertas; el rayo no caerá sobre mi cabeza; el huracán, la centella, el temblor y el incendio me respetarán, y mis enemigos temblarán en mi presencia, pues verán en mi frente el auxilio divino; mi lengua y mis labios, que te han alabado, estarán tranquilos, en mi corazón reinará la paz, la resignación y la conformidad en todo con tu suprema voluntad. En mis enfermedades, en mis penas, en mis angustias, en mis condolencias, siempre repetiré Santo, Santo, Santo, este dulce nombre será mi escudo.

Dios mío ten piedad de mí, de todos los míos, sé mi amparo y concédeme que no se separe de mis labios vuestra alabanza; y que si hoy fuese llamado a juicio, tenga en mi favor haber repetido constantemente: Santo, Santo, Santo, es el Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de tu gloria.

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, líbrame Señor de todo mal, de vivir y morir en pecado mortal. 

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, líbrame Señor de todo mal, de vivir y morir en pecado mortal. 

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, líbrame Señor de todo mal, de vivir y morir en pecado mortal. Amén.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

¿Eres católico? ¿Crees en Dios? Recuerda que éste es un espacio para la comunidad católica, si no eres católico o no crees en Dios por favor respeta las creencias de quienes amamos a Jesús y a María.