Pero cuántas veces hemos cuestionado la voluntad de Dios, porque no se acomoda en ese momento a nuestras expectativas, sino que parece que nos da la contraria o se sale de nuestros planes, sin tomar en centa que Dios no se equivoca y que sin duda lo que tiene para nosotros es y será mucho mejor aunque no de manera inmediata. Por lo anterior es que se suelen desobedecer sus mandatos y caemos en libertinaje y terminamos haciendo "lo que nos conviene" por encima de "lo que es correcto", aunque de inmediato nos parece una solución adecuada o creemos que hemos tomado la decisión correcta, en un plazo de tiempo nos damos cuenta de que no fue así, y que aquel mandato, aquella oportunidad, aquella solución que ignoramos era en realidad mucho mejor.
Cuando logramos enteder este punto y aceptemos que la voluntad de Dios es "lo que más nos conviene" habremos llegado a la conversión, y mientras avanzamos ese camino de ocnversión, nuestro Señor mueve nuestros corazones.
Dios siempre es justo, aún cuando cuestionemos su voluntad, debemos aceptarla y obedecerla, para que disfrutemos posteriormente de los resultados que esto tendrá en nuestra vida, pues bien se dice que el camino fácil no siempre es el correcto, y a veces Dios nos exige que sigamos por el camino difícil, es su voluntad, y al cruzar por ese camino difícil, habremos aprendido algo nuevo, habremos ganado experiencias y habilidades que tal vez desconocíamos y que ahora serán de utilidad en proyectos futuros.
A veces nos gana la humanidad y nos guiamos en el camino fácil, la salida más rápida, y retrocedemos en el camino de la perfección. En nuestro andar por la vida nos encontraremos con gran número de distracciones, pero la Palabra de Dios siempre estrá ahí para ser nuestra guía, nos corresponde a nosotros saber escucharla y seguirla.
Conocemos bien cuál era el proceder de Jesús, hablaba con Dios Padre todo el tiempo, hacía manifestar el Reino de los Cielos, sanaba dolencias y expulsaba malos espíritus, y su obra nunca va a detenerse porque es ayer, hoy y siempre.
Le pedimos a Dios que descubra su camino de vida, porque es único, recto y bondadoso, y con su auxilio siempre podremos vencer los obstáculos, siempre podremor realizar proyectos y planes, siempre podremos hacer el bien, siempre podremos todo aquello que de estar solos sería imposible.
Ezequiel 18; 25-28.
Salmo 25 (24); 4-9 Descúbrenos, Señor, tus caminos.
Filipenses 2; 1-11.
Mateo 21; 28-32.