jueves, 12 de julio de 2018

¿Y si María hubiera dicho No?

Buenas tardes y Dios les Bendiga, éste es un tema muy interesante que a muchos de nuestros hermanos separados les gusta responder, pero ¿qué dice la Iglesia Católica? Creo que debo dar un punto de vista acerca de esta pregunta: 

¿Qué hubiera pasado si María hubiera dicho No?

Al investigar sobre este tema me he encontrado con diversas respuestas en otros artículos y videos, algunos de origen protestante; entre estas respuestas, las más comunes son las siguientes:
  • María se condenaría al Infierno.
  • María sería destruida por Dios.
  • Dios hubiera utilizado a otra virgen.
  • Jesús no habría nacido y seguiríamos inmersos en oscuridad.
Algunas de las respuestas son declaradas por los protestantes, quienes aseguran que María es una mujer común y corriente, como cualquier otra, no es especial, etc., siempre buscando cómo denigrar y desvirtuar los méritos de la Madre de Dios.

Pero la Santa Biblia tiene la respuesta a esta pregunta.

Si la respuesta de María hubiera sido No, nada de lo anterior sucedería, la escritura se iba a cumplir de cualquier manera, pues Dios no le preguntó a María si estaba de acuerdo o si le gustaría ser la Madre del Salvador, Dios le dijo que ella sería la Madre de Jesús y así iba a ser, por decirlo así, era la Orden de Dios y se iba a cumplir porque María fue apartada para hacer la voluntad de Dios, no fue que Dios se esperó a que ella creciera para después preguntarle a ver si quiere, por lo que María, dijera Sí o No, estaba destinada a ser la Madre de Jesús.

Para demostrar esto, hay que mencionar hubo otros personajes bíblicos que al inicio de su misión se negaron al llamado de Dios y aun así se cumplió lo que su palabra mandaba. El mismo Pedro negó a Jesús 3 veces y es la roca sobre la que se edificó la Iglesia. 

Éxodo 4,10-14

Dijo Moisés a Yahveh: «¡Por favor, Señor! Yo no he sido nunca hombre de palabra fácil, ni aun después de haber hablado tú con tu siervo; sino que soy torpe de boca y de lengua.»


Le respondió Yahveh: «¿Quién ha dado al hombre la boca? ¿Quién hace al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo, Yahveh?


Así pues, vete, que yo estaré en tu boca y te enseñaré lo que debes decir.»
Él replicó: «Por favor, envía a quien quieras.»


Entonces se encendió la ira de Yahveh contra Moisés, y le dijo: «¿No tienes a tu hermano Aarón el levita? Sé que él habla bien; he aquí que justamente ahora sale a tu encuentro, y al verte se alegrará su corazón.

Jeremías 1,5-7

Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses, te tenía consagrado: yo profeta de las naciones te constituí.


Yo dije: «¡Ah, Señor Yahveh! Mira que no sé expresarme, que soy un muchacho.»
Y me dijo Yahveh: No digas: «Soy un muchacho», pues adondequiera que yo te envíe irás, y todo lo que te mande dirás.

Jonás 1,2-4

«Levántate, vete a Nínive, la gran ciudad, y proclama contra ella que su maldad ha subido hasta mí.»


Jonás se levantó para huir a Tarsis, lejos de Yahveh, y bajó a Joppe, donde encontró un barco que salía para Tarsis: pagó su pasaje y se embarcó para ir con ellos a Tarsis, lejos de Yahveh.
Pero Yahveh desencadenó un gran viento sobre el mar, y hubo en el mar una borrasca tan violenta que el barco amenazaba romperse.

Gálatas 1,15-16

Mas, cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre.

I Corintios 9:16-17

Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no predicara el Evangelio! Si lo hiciera por propia iniciativa, ciertamente tendría derecho a una recompensa. Mas si lo hago forzado, es una misión que se me ha confiado.


Conclusión

Ni San Pablo, que persiguió a la Iglesia, ni Moisés, Jeremías o Jonás, fueron destruidos por Dios, tampoco fueron condenados al infierno. Todos ellos cumplieron con la voluntad de Dios, pues misericordioso es el Señor, que salva al hombre aún en contra de su propia voluntad

Así que, como hemos visto, María no es como cualquier otra mujer. Antes de decir sí o no, ya el ángel Gabriel la había nombrado, Kejaritomene (llena de gracia), lo que nos muestra claramente que María fue también predestinada para ser la Madre del Salvador. María es bienaventurada por gracia de Dios, quien le dio todo y la llenó de gracia, Pero también es bienaventurada por mérito propio, por decir que SÍ a Dios, pues donde Moisés, Jeremías, Jonás y San Pablo fallaron diciendo NO, ella dijo SÍ. Por eso Dios mismo, en boca de Isabel llena del Espíritu Santo la proclama: BENDITA ENTRE LAS MUJERES.

Fuente: Enlace Católico.


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