jueves, 26 de julio de 2018

Theotokos (Asamblea de Oración)

En alguna ocasión tuve la oportunidad de participar en la organización y realización de una Asamblea de Oración dedicada a la vida de María Santísima, misma que le pusimos el título de Theotokos.

En esta asamblea de Oración hicimos un repaso de la Vida de María, desde su Predestinación hasta su título como reina del Cielo y la Asunción. Empleando citas bíblicas, consultas en el Catecismo de la Iglesia Católica y frases mencionadas por algunos personajes, entre ellos Santos, en torno a María, así como el empleo de otras fuentes de páginas católicas. Complementando con algunas reflexiones, oraciones y cantos marianos.

Todo fue organizado en 18 momentos o estaciones, que aparecen a continuación.
  1. La Predestinación de María.
  2. La anunciación del Ángel.
  3. La encarnación del Hijo de Dios.
  4. La visitación a Santa Isabel.
  5. La Natividad de Jesús.
  6. Adoración al Niño Dios.
  7. La presentación del Niño y la purificación de María.
  8. Las palabras de Simeón
  9. La Mujer y el Dragón.
  10. La protección de San José
  11. El Niño en el templo
  12. María, Madre de Jesús.
  13. La Intercesión
  14. El dolor en el Camino de la Cruz
  15. La Agonía en la Cruz
  16. La resurrección
  17. María en Pentecostés.
  18. La asunción y la coronación de María.

THEOTOKOS (Asamblea de Oración)

1. La Predestinación de María

Hija de Joaquín y Ana, María no lo sabía, pero Dios la había apartado para ser la Madre del Redentor. Sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; a los que de antemano conoció también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que fuera Él el primogénito entre muchos hermanos, y a los que predestinó, a esos también los llamó, y a los que llamó, a ésos también los justificó, a esos que justificó, a ésos también los glorificó [Romanos 8, 28-30].

Ea, pueblos todos, hombres de cualquier raza y lugar, de cualquier época y condición, celebremos con alegría la fiesta natalicia del gozo de todo el Universo. Tenemos razones muy válidas para honrar el nacimiento de la Madre de Dios, por medio de la cual todo el género humano ha sido restaurado y la tristeza de la primera madre, Eva, se ha transformado en gozo. Ésta escuchó la sentencia divina: parirás con dolor. A María, por el contrario, se le dijo: ¡Alégrate, llena de gracia! ¡Oh feliz pareja, Joaquín y Ana, a ustedes está obligada toda la creación! Por medio de ustedes, en efecto, la creación ofreció al Creador el mejor de todos los dones, o sea, aquella augusta Madre, la única que fue digna del Creador. 

¡Oh felices entrañas de Joaquín, de las que provino una descendencia absolutamente sin mancha! ¡Oh seno glorioso de Ana, en el que poco a poco fue creciendo y desarrollándose una niña completamente pura, y, después que estuvo formada, fue dada a luz! Hoy emprende su ruta la que es puerta divina de la virginidad. De Ella y por medio de Ella, Dios, que está por encima de todo cuanto existe, se hace presente en el mundo corporalmente. Sirviéndose de Ella, Dios descendió sin experimentar ninguna mutación, o mejor dicho, por su benévola condescendencia apareció en la Tierra y convivió con los hombres" (San Juan Damasceno).

¡Oh! Virgen de la Purísima Concepción, Madre del Verbo Divino, Danos tu bendición y guíanos por buen Camino. Amén.

Dios te Salve María, llena eres de Gracia, el Señor está contigo, Bendita entre las mujeres y Bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Canto:
Señora Santa Ana.

2. La Anunciación del Ángel

Llegó el ángel hasta ella y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo [San Lucas 1, 28].” “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra [San Lucas 1, 38].” Y así, el Hijo de Dios, por el Sí de María, desciende del Cielo y por obra y gracia del Espíritu Santo asume Naturaleza Humana. Para ser la Madre del Salvador, María fue "dotada por Dios con dones a la medida de una misión tan importante" (LG 56). El ángel Gabriel en el momento de la anunciación la saluda como "llena de gracia". En efecto, para poder dar el asentimiento libre de su fe al anuncio de su vocación era preciso que ella estuviese totalmente conducida por la gracia de Dios.

La anunciación a María inaugura la Plenitud de los Tiempos.

Señor, así como María supo acoger el anuncio del ángel, permite que yo sepa escuchar y aceptar lo que hoy quieres decirme en mi oración, porque mi anhelo es que la verdad de tu Evangelio impregne mi modo de ver, pensar y de actuar. Jesús, permite que siempre diga un SÍ alegre y confiado, a lo que Tú quieras pedirme.

Dios te Salve María, llena eres de Gracia, el Señor está contigo, Bendita entre las mujeres y Bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Cantos:
La Anunciación.
Quiero decir que Sí

3. La Encarnación del Hijo de Dios

"Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel que significa Dios con Nosotros[Isaías 7, 14]."El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad [San Juan 1, 14].”

Acontecimiento grandioso para la humanidad que Dios se haga Hombre, que el mortal se haga inmortal, al pronunciar el Fiat de la Anunciación y dar su consentimiento al misterio de la Encarnación, María colabora ya en toda la obra que debe llevar a cabo su Hijo. Ella es Madre allí donde Él es Salvador y Cabeza del Cuerpo Místico [CIC 973].

La Encarnación es la demostración por excelencia del Amor de Dios hacia los hombres, pues la Segunda Persona de la Santísima Trinidad se hace partícipe de la naturaleza humana en unidad de persona.

Oh Virgen de la Encarnación, mil veces te saludamos, mil parabienes te damos por el gusto que tuviste cuando Dios en ti encarnó, pues eres tan poderosa oh Virgen y Madre de Dios, concédeme lo que te pido por amor de Dios, por amor de Dios.

Dios te Salve María, llena eres de Gracia, el Señor está contigo, Bendita entre las mujeres y Bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Cantos:
Theotokos.

4. La Visitación a Santa Isabel

"En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor! [San Lucas 1, 39-45]."

El evangelio de San Lucas nos narra un momento muy especian, en el que el Espíritu Santo revela a santa Isabel en el instante de reconocer en María a la Madre de su Señor. Estas dos mujeres viven y comparten el mayor misterio que pueda Dios comunicar a los hombres, y lo hacen con una naturalidad sorprendente. Por su parte, María, la llena de gracia, no sólo no se queda ociosa en su casa. Ser Madre de Dios no desdice un ápice de su condición de mujer humilde, de modo que va en ayuda de su prima. Isabel, por su parte, de edad avanzada, inspirada por el Espíritu, una gran verdad: la felicidad está en el creer al Señor. Cuando alguien se profesa cristiano, su fe y su vida; lo que cree y cómo lo vive, son dos esferas que están íntimamente unidas. Porque cuando se cree de verdad se empieza a gustar las delicias con que Dios regala a las almas que le buscan con sinceridad. Vivir hoy con la resolución de servir, por amor, a las personas con las que convivo, ése debe ser nuestro propósito.

María, gracias por enseñarme a entregar mi voluntad a Dios, a no querer cumplir todos mis deseos, por muy importantes que me puedan parecer, a saber dejar todo en manos de nuestro Padre y Señor. Quiero imitar tu bondad y disposición para ayudar a los demás. Intercede por mí para que sepa imitar esas virtudes que más agradan a tu Hijo, nuestro Señor.

Dios te Salve María, llena eres de Gracia, el Señor está contigo, Bendita entre las mujeres y Bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Canto:
Magnificat (Jésed)
Magnificat (Hermana Glenda).

5. La Natividad de Jesús

“Mientras estaban en Belén, a María le llegó el momento del parto, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, pues no había lugar para ellos en la sala principal de la casa [San Lucas 2, 6-7].”

Lo que la Iglesia Católica cree acerca de María se funda en lo que cree acerca de Cristo, pero lo que enseña sobre María ilumina a su vez la fe en Cristo [CIC 487].

La venida del Hijo de Dios a la tierra es un acontecimiento tan inmenso que Dios quiso prepararlo durante siglos. Ritos y sacrificios, figuras y símbolos de la "Primera Alianza, todo lo hace converger hacia Cristo; anuncia esta venida por boca de los profetas que se suceden en Israel. Además, despierta en el corazón de los paganos una espera, aún confusa, de esta venida [CIC 522].

"Hacerse niño" con relación a Dios es la condición para entrar en el Reino; para eso es necesario abajarse, hacerse pequeño; más todavía: es necesario nacer de lo alto, nacer de Dios para hacerse hijos de Dios. El misterio de Navidad se realiza en nosotros cuando Cristo toma forma en nosotros. Navidad es el misterio de este admirable intercambio [CIC 526].

"¡Oh admirable intercambio! El Creador del género humano, tomando cuerpo y alma, nace de la Virgen y, hecho hombre sin concurso de varón, nos da parte en su divinidad" (Solemnidad de la Santísima Virgen María, Madre de Dios, Antífona de I y II Vísperas: Liturgia de las Horas).

A Ti, Virgen Madre, que concebiste primero en tu corazón y luego en tu seno virginal a Jesús, haz que nuestras almas se llenen de la Gracia del Espíritu Santo, como tu vida se llenó de su gracia.

Dios te Salve María, llena eres de Gracia, el Señor está contigo, Bendita entre las mujeres y Bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Canto:
¿Cómo no Amarte?

6. La Adoración al Niño Dios

"Fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al niño acostado en el pesebre [Lucas 2, 16]."

"Y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo» [Mateo 2, 2]."

"Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra [Mateo 2, 10]."

Los pastores y los Magos son muy distintos entre ellos, pero tienen algo en común: el cielo. Los pastores de Belén corrieron a ver a Jesús no porque fueran particularmente buenos, sino porque velaban en la noche y, alzando los ojos al cielo, vieron una señal, escucharon su mensaje y lo siguieron. Los Magos escrutaron el cielo, vieron una nueva estrella, interpretaron la señal y se pusieron en camino.

Así, los pastores y los Magos nos enseñan que para encontrar a Jesús es necesario saber alzar la mirada al cielo, no replegarse sobre sí mismo, sino tener el corazón y la mente abiertos al horizonte de Dios, que siempre nos sorprende, saber acoger sus mensajes y responder con prontitud y generosidad.

El Papa Francisco manifestó que para todos hay un gran consuelo al ver la estrella, es decir, en el sentirse guiados y no abandonados a nuestro destino. La estrella es el Evangelio, la Palabra del Señor. Esta luz nos guía hacia Cristo. ¡Sin la escucha del Evangelio no es posible encontrarlo!
Hoy la Virgen da a luz al Transcendente. Y la tierra ofrece una cueva al Inaccesible. Los ángeles y los pastores le alaban. Los magos caminan con la estrella: Porque ha nacido por nosotros, Niño pequeñito el Dios eterno (San Romano Melodo).

Dios te Salve María, llena eres de Gracia, el Señor está contigo, Bendita entre las mujeres y Bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Canto:
Reyes son.

7. La Presentación del Niño y la Purificación de María.

"Asimismo, cuando llegó el día en que, de acuerdo a la Ley de Moisés, debían cumplir el rito de la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, tal como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor [San Lucas 2, 22-23].”

En tiempo de Jesús, la ley prescribía en el Levítico que toda mujer debía presentarse en el templo para purificarse a los cuarenta días que hubiese dado a luz. Si el hijo nacido era varón, debía ser circuncidado a los ocho días y la madre debería permanecer en su casa durante treinta y tres días más, purificándose a través del recogimiento y la oración.

Ya que se cumpliera la fecha, acudía en compañía de su esposo a las puertas del templo para llevar una ofrenda: un cordero y una paloma o tórtola. Con respecto al niño, todo primogénito debía ser consagrado al Señor, en recuerdo de los primogénitos de Egipto que había salvado Dios. Lo mismo pasaba con los animales primogénitos.

Dios te Salve María, llena eres de Gracia, el Señor está contigo, Bendita entre las mujeres y Bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Canto:
Quién pudiera ser como Tú, María
Mirarte a ti.

8. Las Palabras de Simeón

"Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: Mira, este niño traerá a la gente de Israel ya sea caída o resurrección. Será una señal impugnada en cuanto se manifieste, mientras a ti misma una espada te atravesará el alma. Por este medio, sin embargo, saldrán a la luz los pensamientos íntimos de los hombres [San Lucas 2, 34-35].”

Al entrar al templo, el anciano Simeón, movido por el Espíritu Santo, tomó en brazos a Jesús y lo bendijo diciendo que Él sería la luz que iluminaría a los gentiles. Después, le dijo a María que una espada atravesaría su alma, profetizando los sufrimientos que tendría que afrontar. Simeón, que hasta ese momento se había dirigido a todos los presentes, bendiciendo en particular a José y María, ahora predice sólo a la Virgen que participará en el destino de su Hijo. 

A partir de la profecía de Simeón, María une de modo intenso y misterioso su vida a la misión dolorosa de Cristo: se convertirá en la fiel cooperadora de su Hijo para la salvación del género humano.

Dios te Salve María, llena eres de Gracia, el Señor está contigo, Bendita entre las mujeres y Bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Canto:
María y Simeón.

9. La Mujer y el Dragón

"Una gran señal apareció en el cielo: una mujer revestida del sol, la luna bajo los pies y en la cabeza una corona de doce estrellas. Estaba embarazada y gritaba de dolor en el trance del parto. Apareció una señal en el cielo: un dragón enorme, con siete cabezas y diez cuernos y siete turbantes en las cabezas. Con la cola arrastraba la tercera parte de los astros del cielo y los arrojaba a la tierra. El dragón estaba frente a la mujer en parto, dispuesto a devorar a la criatura en cuanto naciera. Dio a luz un hijo varón, que ha de apacentar a todas las naciones con vara de hierro. El hijo fue arrebatado hacia Dios y hacia su trono. La mujer huyó al desierto, donde tenía un lugar preparado por Dios. Se declaró la guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles lucharon contra el dragón y lo derrotaron [Apocalipsis 12.1-7]."

Esta mujer, perseguida por el dragón, el demonio, las fuerzas del mal, y huye al desierto en donde Dios la protege, es el contratipo de Eva. Por Eva entró el mal y por la nueva mujer, la Virgen, el bien. En efecto, la hostilidad de las fuerzas del mal es una oposición encubierta que, antes de afectar a los discípulos de Jesús, va contra su Madre. Para salvar la vida del Hijo de cuantos lo temen como una amenaza peligrosa, María debe huir con José y el Niño a Egipto.

Dios te Salve María, llena eres de Gracia, el Señor está contigo, Bendita entre las mujeres y Bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 

Canto:
La Mujer y el Dragón.

10. La Protección de San José

"Después de marchar los Magos, el Ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes buscará al niño para matarlo. José se levantó; aquella misma noche tomó al niño y a su madre, y partió hacia Egipto [Mateo 2, 13-14]."

Dios acaba de llegar al mundo, y el mundo organiza su persecución. ¡Así están de ciegos los hombres! José no discute con el ángel: cree y se levanta. Es un viaje en el que jamás había pensado: ¿Egipto? Es una durísima tarea, pues no conoce el camino, ni el idioma, ni las costumbres de los egipcios. ¿Egipto, en donde no conocemos a nadie? ¿No serán muchos los riesgos para el niño por ser un país extraño? Y hay que ganarse la vida, abrirse camino, sin tener amigos. El silencioso José tampoco en esta ocasión abre su boca, aunque aquella orden revoluciona su vida y sus consuelos.

“Muerto Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño. Él se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel [San Lucas 2, 19-21]."

Oh san José, cuya protección es tan grande, tan fuerte y tan inmediata ante el trono de Dios, a ti confío todas mis intenciones y deseos.

Ayúdame, san José, con tu poderosa intercesión, a obtener todas las bendiciones espirituales por intercesión de tu Hijo adoptivo, Jesucristo Nuestro Señor, de modo que, al confiarme, aquí en la tierra, a tu poder celestial, Te tribute mi agradecimiento y homenaje.

Oh san José, yo nunca me canso de contemplarte con Jesús adormecido en tus brazos. No me atrevo a acercarme cuando Él descansa junto a tu corazón. Abrázale en mi nombre, besa por mí su delicado rostro y pídele que me devuelva ese beso cuando yo exhale mi último suspiro.
¡San José, patrono de las almas que parten, ruega por mi! Amén. 

Cantos:
Silencio de Amor
Oh Amable San José.

11. El Niño en el templo.

"Cuando Jesús cumplió los doce años, subió también con ellos a la fiesta, pues así había de ser. Al terminar los días de la fiesta regresaron, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus padres lo supieran. Seguros de que estaba con la caravana de vuelta, caminaron todo un día. Después se pusieron a buscarlo entre sus parientes y conocidos. Como no lo encontraran, volvieron a Jerusalén en su búsqueda. Al tercer día lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los maestros de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas. Sus padres se emocionaron mucho al verlo; su madre le decía: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo hemos estado muy angustiados mientras te buscábamos.» El les contestó: «¿Y por qué me buscaban? ¿No saben que yo debo estar donde mi Padre?» [Lucas 2, 42-49]"

Es exordio de la disputa y de la enseñanza de Cristo resalta a los 12 años para demostrar que es necesario poner en los jóvenes los gérmenes de la sabiduría divina, para que  aclaren desde sus primeras edades el sendero de su destino inmortal (San Ambrosio).

Con esta pregunta, Jesús no ofende a sus Padres que angustiados lo buscaban, más bien demuestra, a esta corta edad, lo que Él debe al Padre, del que trae su origen eterno, y los invita a elevarse en la consideración de cosas superiores.

La lengua esparce tesoros de sabiduría y muestra la divinidad la edad juvenil ofrece aspecto humano, por lo cual los hebreos, que oyen las cosas altas y ven las íntimas, se sienten turbados ante tan eventual admiración.

Nosotros no sentimos temor o desconcierto, porque bien sabemos que, por la profecía, en ese Niño, que venía a nosotros, se escondía el Dios fuerte.

Ellos no lo comprendieron, no entendieron que Jesús hablaba de su gloriosa Divinidad, y proclama los derechos soberanos del Padre que está en los Cielos (San Beda).

Busquemos siempre al Señor, en todo momento y en todo lugar.

Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, vénganos tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a quien nos ofende, no nos dejes caer en tentación, líbranos del mal. Amén.

Canto:
Jesús perdido y hallado en el templo.

12. María, madre de Jesús.

"Jesús regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón. Mientras tanto, Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia, ante Dios y ante los hombres. [Lucas 2, 51]"

Esa tranquila y filial sumisión duró hasta que Jesús cumplió los 30 años. Desde muy joven, Jesús se adaptó y dedicó, con toda obediencia y humildad, a los varios trabajos manuales, porque María y José eran pobres, por lo que debían proveerse con el trabajo lo necesario para la vida (San Basilio).

Jesús, obedeciendo en todo a María y a José, se sujetó al fatigoso oficio y consagró el humilde trabajo y el taller. Él, creador con el Padre y regidor del mundo (San Beda).

No sólo es madre la mujer que da a luz un niño, sino también la que lo cría y lo educa; más aún, podemos muy bien decir que la misión de educar es según el plan divino, una prolongación natural de la procreación. María es Theotokos no sólo porque engendró y dio a luz al Hijo de Dios, sino también porque lo acompañó en su crecimiento humano.

Crezcamos así también nosotros en la Sabiduría de Dios en la gracia, con la Meditación y el ejercicio de la Virtud.

Dios te Salve María, llena eres de Gracia, el Señor está contigo, Bendita entre las mujeres y Bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Cantos:
María, de Jesús.

13. La Intercesión

"Sucedió que se terminó el vino preparado para la boda, y se quedaron sin vino. Entonces la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. Jesús respondió: ¿Qué quieres de mí, Mujer? Aún no ha llegado mi hora. Y la Madre dijo a los sirvientes: Hagan lo que Él les diga [Juan 2, 5]."

Jesús le dijo a su Madre que aún no había llegado su hora, sin embargo, hizo lo que ella le pidió. Quiso complacer a su Madre para no contradecirla y parecer descortés, y hacerla avergonzar en presencia de tanta gente (San Jerónimo).

Había 6 tinajas de piedra que se usaban en los ritos de purificación. Una vez que su madre intercedió por la falta de vino, Jesús pidió que se llenaran las tinajas de agua y después las llevaran al encargado del banquete. Esa agua se transformó en vino, Jesús hizo esta primera señal, manifestando su gloria, un milagro ocurrido gracias a la intercesión de maría, la Madre de Jesús.

¿Por qué la Virgen acudió a su Hijo?, ¿Qué esperaba que él hiciera?, ¿Por qué confió tanto en él? No lo sabemos, pero el hecho es que su intercesión provocó el primer milagro de Jesucristo "y sus discípulos creyeron en él". En este pasaje se revela que el poder es de él, la intercesión de Ella.
María intercedió ante Dios Hijo por los hombres, si María intercedió aquí en la tierra, con mayor razón lo hará ahora al estar plenamente unida a Dios, pues dice el Apóstol San Pablo que el amor nunca pasará. Si por amor María intercedió aquí, ahora allá lo podrá hacer mucho más [1 Corintios 13, 8].

Honremos a la Santísima Virgen María, nuestra querida madre, y ella será nuestra piadosa auxiliadora.

Dios te Salve María, llena eres de Gracia, el Señor está contigo, Bendita entre las mujeres y Bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Cantos:
Se les acabó el vino
La Dama de Azul.
María, mírame.

14. El dolor en el Camino de la Cruz

"La gente gritó: «¡Crucifícalo!» [Marcos 15, 13]"

"Y todo el pueblo respondió: «Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos» [Mateo 27, 25]."

"Lo seguían muchos del pueblo y un buen número de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él [Lucas 23, 27]."

Jesús es juzgado, azotado y condenado a muerte, abandonado en manos de los judíos. No puede haber mayor dolor para una madre que el ver sufrir a su Hijo, a aquel que llevó dentro de su cuerpo, a aquel que crió, a aquel que educó. Difícil es imaginar la angustia que invadió a María al saber que su hijo es condenado a Morir.

“Hijas de Jerusalén, no lloren por mí, más bien, lloren por ustedes y sus hijos” decía Jesús mientras arrastraba su pesada cruz. Entre las mujeres que lloraban, estaba Verónica, la que, según la antigua tradición, limpió el rostro a Jesús. La misma tradición narra que también María, madre de Jesús, la Virgen Santísima, acompañada de San Juan, se encontró con su hijo en la Vía Dolorosa.

El encuentro de María con Jesús resulta un en martirio sin palabras para ambos. En las desgracias de los seres queridos el amor multiplica el dolor y a su vez, el dolor agranda el amor. Los Corazones de Jesús y de María dialogan en el más sublime de los silencios. En sus miradas hay un relampagueo de vida y de muerte, un brillo singular de amor y de dolor.

Su compañía y su consuelo son silentes y escondidos; desde un rincón de la calle, Ella camina presenciando todo el dolor de su hijo. María, desde su lugar, vive la pasión de su amado hijo dándole la fuerza y la gracia de su amor, aquel que sólo una Madre amorosa puede dar.

Dios te Salve María, llena eres de Gracia, el Señor está contigo, Bendita entre las mujeres y Bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Cantos:
La fe de María.
El diario de María.

Guardabas en tu corazón.

15. La Agonía en la Cruz

"Junto a la cruz de Jesús estaban su Madre y la hermana de su madre, María esposa de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su Madre y junto a Ella al discípulo a quien amaba, dice a su Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu Madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa. [ Juan 19, 25-27]”.

María, la madre dolorosa, la corredentora, que por su amor inmenso hacia Jesús, padeció la agonía de su hijo, y así, consumida de dolor, inmersa en el cáliz de la sangre redentora de su hijo, comparte plenamente el sacrificio salvífico de Jesús. ¡y todo por amor a nosotros!

Cuando Jesús muere, María lo mira y ya no encuentra en su rostro expresión alguna, es su Corazón, atravesado por siete espadas, el que sufre. Después, de los brazos de la Cruz, Jesús descendió a los brazos de su Madre. Está todavía en pie la Reina de los Mártires y Madre de Dios, sosteniendo en sus brazos la víctima divina, es el último toque del Señor para movernos al dolor. Ella llora y nosotros seguimos impasibles. Ella sufre, y nosotros nos volvemos a las bochornosas delicias del pecado. Ella en luto y soledad y nosotros siempre de cara a la frivolidad.

Sepamos consolar a María en su triste soledad, con nuestra entrega a Dios, remachada a golpes del sacrificio y de amor de correspondencia, apreciemos el Amor de Madre que Sólo ella nos puede ofrecer.

¡Qué honor, qué dicha y qué don inestimable otorga Jesús, desde la Cruz, a su amado discípulo, y, en él, a todos nosotros! En la eucaristía se nos había dado a sí mismo, ahora nos deja también a su madre, María, la toda hermosa, toda llena de Gracia… Ámala, escúchala, asístela; asimismo recurre a ella e invócala en todas tus necesidades. ¡Es tu Madre! (Cornelio A. Lapide).

Dios te Salve María, llena eres de Gracia, el Señor está contigo, Bendita entre las mujeres y Bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Cantos:
El discípulo amado

Ella es María.
María, Madre del dolor.

16. La Resurrección

"Pasado el sábado, María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé compraron perfumes para ungir el cuerpo de Jesús. A la madrugada del primer día de la semana, cuando salía el sol, fueron al sepulcro. Y decían entre ellas: «¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?». Pero al mirar, vieron que la piedra había sido corrida; era una piedra muy grande. Al entrar al sepulcro, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido con una túnica blanca. Ellas quedaron sorprendidas, pero él les dijo: «No teman. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado. Ha resucitado, no está aquí. Miren el lugar donde lo habían puesto. Vayan ahora a decir a sus discípulos y a Pedro que él irá antes que ustedes a Galilea; allí lo verán, como él se lo había dicho». [Juan 16, 1-7]"

María es la única que mantiene viva la llama de la fe, preparándose para acoger el anuncio gozoso de la Resurrección. La espera que vive la Madre del Señor el Sábado Santo constituye uno de los momentos más altos de su fe: en la oscuridad que envuelve el universo, ella confía plenamente en el Dios de la vida y, recordando las palabras de su Hijo, espera la realización plena de las promesas divinas. Más aún, es legítimo pensar que probablemente Jesús resucitado se apareció a su madre en primer lugar. La ausencia de María del grupo de las mujeres que al alba se dirigieron al sepulcro, ¿no podría constituir un indicio del hecho de que ella ya se había encontrado con Jesús?
Esta deducción quedaría confirmada también por el dato de que las primeras testigos de la resurrección, por voluntad de Jesús, fueron las mujeres, las cuales permanecieron fieles al pie de la cruz y, por tanto, más firmes en la fe. El carácter único y especial de la presencia de la Virgen en el Calvario y su perfecta unión con su Hijo en el sufrimiento de la cruz, preceden su participación particularísima en el misterio de la Resurrección.

La Virgen santísima, presente en el Calvario durante el Viernes Santo y en el cenáculo en Pentecostés, también debió ser testigo privilegiada de la resurrección de Cristo, completando así su participación en todos los momentos esenciales del misterio pascual. María, al acoger a Cristo resucitado, es también signo y anticipación de la humanidad, que espera lograr su plena realización mediante la resurrección de los muertos.

Dios te Salve María, llena eres de Gracia, el Señor está contigo, Bendita entre las mujeres y Bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Canto:
Esperando con María
María Alégrate.
María en la Resurrección.
Regina Coeli.

17. María en Pentecostés

"Entraron en la ciudad y subieron a la habitación superior de la casa donde se alojaban. Allí estaban Pedro, Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelotes, y Judas, hijo de Santiago. Todos ellos perseveraban juntos en la oración en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos. [Hechos 1, 13-14]"

"Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. [Hechos 2, 1]"
La obra y la acción de María no acaba en el Calvario. Los apóstoles formaban la primera Iglesia, María era la madre de esa Iglesia. Ciertamente María no pertenece al grupo de los Apóstoles, pues no ocupa un lugar jerárquico, pero es presencia activa y animadora primera de la oración y la esperanza de la comunidad.

María era una mujer del espíritu. Su vida está jalonada de intervenciones del Espíritu Santo. El Espíritu Santo fue quien la cubrió con su sombra y obró en ella la Eucaristía del Hijo de Dios. El Espíritu Santo santificó a Juan Bautista en el seno de su madre Isabel, y maría e Isabel se llenaron de gozo en el Espíritu. El espíritu revelo al anciano Simeón la misión de su Hijo Jesús y profetizo a María la espada de dolor. Por tanto, toda la vida de María se desarrolla en la fuerza del espíritu. 

Al recibir una vez más María al Espíritu Santo en Pentecostés, recibe la fuerza para cumplir la misión que de ahora en adelante tiene en la historia de la salvación: María, Madre de la Iglesia. Todo su amor y todos sus desvelos son ahora para los apóstoles y discípulos de su Hijo, para su Iglesia que es la continuación de la obra de Jesús.

Dios te Salve María, llena eres de Gracia, el Señor está contigo, Bendita entre las mujeres y Bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Cantos:
Inmaculada y Bendita
En torno a María.

María ven
La esclava del Señor.

18. La Asunción y la Coronación de María

"La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo."

Como católicos creemos firmemente en la Asunción de María. Es decir que fue llevada a la presencia de Dios en cuerpo y alma. Al final de su vida, la Virgen María pasó a la otra a través de un hecho que no puede llamarse muerte como la conocemos universalmente, para cumplir con estas palabras:

"Después nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados en nubes, junto con ellos, al encuentro del Señor en los aires. Y así estaremos siempre con el Señor [1 Tesalonicenses 4,17].”

Una vez Asunta, María es coronada como Reina del Cielo, éste es un título que la honra por ser la Madre del Rey, el Señor Jesús. Cuando el ángel Gabriel anuncia a María que ella concebirá a Jesús, a su vez le hace conocer que El recibirá el trono de David, su padre, y que reinará sobre Jacob por los siglos sin fin [Lucas 1:30-33]; recordemos, además, que el Señor mismo le había prometido a David que su reino permanecería para siempre, que su trono se mantendría firme eternamente [2 Samuel 7, 16], y en el reino de David se consideraba por reina a la madre del rey. Así, al ser Jesús heredero del Trono de David y Rey del Universo, su Madre, María Santísima, es a su vez la Reina del Universo.

Dios te salve, reina y madre, madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te Salve, a ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. ¡Ea! Pues Señora y abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre ¡Oh! Clemente, ¡Oh! Piadosa, ¡Oh! Dulce siempre Virgen María, Santa Madre de Dios ruega por nosotros  para que seamos dignos y merecedores de alcanzar las divinas gracias y promesas de nuestro Señor Jesucristo, Amén.

Cantos:
La Asunción.
Porque te amo.
Salve Regina.
Reina del Cielo.


martes, 24 de julio de 2018

María, Educadora del Hijo de Dios

Aunque se realizó por obra del Espíritu Santo y de una Madre Virgen, la generación de Jesús, como la de todos los hombres paso por las fases de la concepción, la gestación y el parto. Además, la maternidad de María no se limito exclusivamente al proceso biológico de la generación, sino que, al igual que sucede en el caso de cualquier otra madre, también contribuyó de forma esencial al crecimiento y desarrollo de su hijo.


No sólo es madre la mujer que da a luz un niño, sino también la que lo cría y lo educa; más aún, podemos muy bien decir que la misión de educar es según el plan divino, una prolongación natural de la procreación.

María es Theotokos no sólo porque engendró y dio a luz al Hijo de Dios, sino también porque lo acompañó en su crecimiento humano.

Se podría pensar que Jesús, al poseer en sí mismo la plenitud de la divinidad, no tenía necesidad de educadores. Pero el misterio de la Encarnación nos revela que el Hijo de Dios vino al mundo en una condición humana totalmente semejante a la nuestra, excepto en el pecado (cf. Hb 4, 15). 

Como acontece con todo ser humano, el crecimiento de Jesús, desde su infancia hasta su edad adulta (cf. Lc 2, 40), requirió la acción educativa de sus padres.

El evangelio de san Lucas, particularmente atento al periodo de la infancia, narra que Jesús en Nazaret se hallaba sujeto a José y a María (cf. Lc 2, 51). Esa dependencia nos demuestra que Jesús tenía la disposición de recibir y estaba abierto a la obra educativa de su madre y de José, que cumplían su misión también en virtud de la docilidad que él manifestaba siempre.

Los dones especiales, con los que Dios había colmado a María, la hacían especialmente apta para desempeñar la misión de madre y educadora. En las circunstancias concretas de cada día, Jesús podía encontrar en ella un modelo para seguir e imitar, y un ejemplo de amor perfecto a Dios y a los hermanos.


Además de la presencia materna de María, Jesús podía contar con la figura paterna de José, hombre justo (cf. Mt 1, 19), que garantizaba el necesario equilibrio de la acción educadora. Desempeñando la función de padre, José cooperó con su esposa para que la casa de Nazaret fuera un ambiente favorable al crecimiento y a la maduración personal del Salvador de la humanidad. Luego, al enseñarle el duro trabajo de carpintero, José permitió a Jesús insertarse en el mundo del trabajo y en la vida social.

Los escasos elementos que el evangelio ofrece no nos permiten conocer y valorar completamente las modalidades de la acción pedagógica de María con respecto a su Hijo divino. Ciertamente ella fue, junto con José, quien introdujo a Jesús en los ritos y prescripciones de Moisés, en la oración al Dios de la alianza mediante el uso de los salmos y en la historia del pueblo de Israel, centrada en el éxodo de Egipto. De ella y de José aprendió Jesús a frecuentar la sinagoga y a realizar la peregrinación anual a Jerusalén con ocasión de la Pascua.

Contemplando los resultados, ciertamente podemos deducir que la obra educativa de María fue muy eficaz y profunda, y que encontró en la psicología humana de Jesús un terreno muy fértil.

La misión educativa de María, dirigida a un hijo tan singular, presenta algunas características particulares con respecto al papel que desempeñan las demás madres. Ella garantizó solamente las condiciones favorables para que se pudieran realizar los dinamismos y los valores esenciales del crecimiento, ya presentes en el hijo. Por ejemplo, el hecho de que en Jesús no hubiera pecado exigía de María una orientación siempre positiva, excluyendo intervenciones encaminadas a corregir. Además, aunque fue su madre quien introdujo a Jesús en la cultura y en las tradiciones del pueblo de Israel, será el quien revele, desde el episodio de su pérdida y encuentro en el templo, su plena conciencia de ser el Hijo de Dios, enviado a irradiar la verdad en el mundo, siguiendo exclusivamente la voluntad del Padre. De «maestra» de su Hijo, María se convirtió así en humilde discípula del divino Maestro, engendrado por ella.


Permanece la grandeza de la tarea encomendada a la Virgen Madre: ayuda a su Hijo Jesús a crecer, desde la infancia hasta la edad adulta, «en sabiduría, en estatura y en gracia» (Lc 2, 52) y a formarse para su misión.

María y José aparecen, por tanto, como modelos de todos los educadores. Los sostienen en las grandes dificultades que encuentra hoy la familia y les muestran el camino para lograr una formación profunda y eficaz de los hijos.
 

Su experiencia educadora constituye un punto de referencia seguro para los padres cristianos, que están llamados, en condiciones cada vez más complejas y difíciles, a ponerse al servicio del desarrollo integral de la persona de sus hijos, para que lleven una vida digna del hombre y que corresponda al proyecto de Dios.

Fuente: Catequesis del Papa, durante la audiencia general del 4 de Diciembre 1996.


lunes, 23 de julio de 2018

Oración a San José

Aunque san José nunca dijo una sola palabra en las Escrituras, su silencioso ejemplo de fidelidad, obediencia y cuidado para con la Sagrada Familia durante los años de formación de Jesús hizo de él uno de los santos más queridos del cristianismo.


Se estima que la devoción al padre adoptivo de Jesús comenzó entre los siglos III y IV. Pero, según el libro de oración Pietá, hay una oración a san José que data del año 50:

“Esta oración fue encontrada en el año 50 de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. En 1505, fue enviada por el Papa al emperador Carlos, cuando él estaba yendo a la batalla [de Lepanto]. Quien lea esta oración, la escuche o la guarde consigo nunca morirá de muerte repentina ni se ahogará, ni le afectará el veneno o caerá en las manos del enemigo, ni será quemado en cualquier fuego o derrotado en la batalla. Reza esta oración durante nueve mañanas por cualquier intención. Ella es conocida por no fallar nunca”.

Aquí está la oración que “es conocida por no haber fallado nunca, que ofrece el pedido para el beneficio espiritual para quien está rezando o para la persona por la que se está rezando”:

Oración a San José


Oh san José, cuya protección es tan grande, tan fuerte y tan inmediata ante el trono de Dios, a ti confío todas mis intenciones y deseos.

Ayúdame, san José, con tu poderosa intercesión, a obtener todas las bendiciones espirituales por intercesión de tu Hijo adoptivo, Jesucristo Nuestro Señor, de modo que, al confiarme, aquí en la tierra, a tu poder celestial, Te tribute mi agradecimiento y homenaje.

Oh san José, yo nunca me canso de contemplarte con Jesús adormecido en tus brazos. No me atrevo a acercarme cuando Él descansa junto a tu corazón. Abrázale en mi nombre, besa por mí su delicado rostro y pídele que me devuelva ese beso cuando yo exhale mi último suspiro.

¡San José, patrono de las almas que parten, ruega por mi! Amén. 

Fuente: Aleteia.


sábado, 21 de julio de 2018

¿Está prohibido llamar Padre a un hombre en la Tierra?

A nadie se le puede decir Padre, a NADIE, eso es lo que nuestros hermanos separados nos dicen y nos critican al llamar Padre a los sacerdotes o al Papa. Y se justifican con el siguiente versículo:


Nadie significa nadie, sin excepciones, entonces veamos si tienen razón:

Génesis 2, 24 "Por tanto, dejará el hombre a su PADRE y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne." No habla de Dios padre, sino de padre biológico, al que se llama padre y es un hombre en la Tierra, si se refiere a Dios Padre, entonces quiere decir que abandonará a Dios. En mateo 19, 5 también lo dice "y dijo: Por esto el hombre dejará PADRE y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne".

Éxodo 20, 12. "Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Yavé (ellos dicen Jehová) tu Dios te da." Uno de los mandamientos, y no se refiere al Padre en el cielo, sino al padre biológico en la Tierra. Y esto aparece otra vez en Marcos 10, 19 "Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu PADRE y a tu madre."

Efesios 6, 1 “Hijos, obedezcan a sus PADRES, pues esto es un deber: Honra a tu padre y a tu madre.”

Efesios 6, 4 “Y ustedes, PADRES, no sean pesados con sus hijos.”

Hechos 22, 1 "hermanos y PADRES, escúchenme pues les quiero dar algunas explicaciones."

Hechos 13, 17 “El Dios de este pueblo de Israel escogió a nuestros PADRES, y enalteció al pueblo, siendo ellos extranjeros en tierra de Egipto, y con brazo levantado los sacó de ella.

Filipense 2, 22 Pero ya conoces los méritos de él, que como hijo a PADRE ha servido conmigo en el evangelio.

Abraham también es llamado PADRE en varias ocasiones, y él no es el Padre que está en los Cielos.

Romanos 4, 16 "Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es PADRE de todos nosotros".

Lucas 16, 24 "Entonces él, dando voces, dijo: PADRE Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama."

Juan 8, 56 "En cuanto a Abraham, PADRE de ustedes, se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se regocijó."

Santiago 2,21. "¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro PADRE, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?"

Entonces no está prohibido llamar Padre a una persona aquí en la Tierra, porque en la Biblia se le llama Padre a personas en la Tierra, Al Padre biológico y a Abraham por ejemplo.

Aparentemente hay una contradicción, pero Dios no se contradice, si leemos el texto antes y después, el contexto, y no sólo el versículo 23, 9, veremos que se refiere a los Fariseos, quienes se enaltecían. Jesús le dice a sus Discípulos que observen a los Fariseos pero que no los imiten, no los llamen Maestros (Rabí) y no los llamen Padre. Jesús condena la incoherencia y la falta de sinceridad en la relación con Dios y con el prójimo. Está hablando contra la hipocresía tanto de los escribas y los fariseos.

Abraham es considerado un padre espiritual, no biológico, y eso es lo que los Católicos consideramos de Nuestros Sacerdotes o del Papa, no son Padres Biológicos, tampoco son el Padre Todopoderoso, es un hombre al que consideramos Padre Espiritual (Pero nunca está encima de Dios Padre), San Pablo dejó esto claro al escribir a los Corintios: “No os escribo estas cosas para avergonzaros, sino más bien para amonestaros como a hijos míos queridos. Pues aunque hayáis tenido 10.000 preceptores en Cristo, no habéis tenido muchos padres. He sido yo quien, por el Evangelio, os ENGENDRÉ (es decir, como un Padre) en Cristo Jesús [1 Corintios 4, 14-15]." Paternidad espiritual, por eso los llamamos Padre (Padre espiritual, no Padre Todo poderoso en el Cielo) y los seguiremos haciendo, como señal de respeto.

Si en verdad estuviera prohibido llamar Padre a un hombre aquí en la Tierra, entonces ¿Cómo llaman los Protestantes al esposo de sus madres biológicas, el hombre que los ha educado y criado?

Católico instruido, no será confundido.


domingo, 15 de julio de 2018

Amadísimo Jesucristo

Esta es una oración que yo escribí en mi necesidad de proclamar que yo pertenezco a mi Señor Jesús y a ningún otro Dios, y que deseo estar siempre con Él. Generalmente la utilizo después de recibir la eucaristía, cuando me encuentro de rodillas frente al sagrario o para acompañar o finalizar alguna novena o una serie de rezos y oraciones, como el Santo Rosario.

ORACIÓN AMADÍSIMO JESUCRISTO

Amadísimo Jesucristo, Señor y Salvador mío, Tú has entrado en mi corazón, y ahora yo a ti entrego mi vida, mi alma, mi cuerpo y todo mi ser. Te doy gracias por todas las cosas que me has dado, por todas las bendiciones que me has concedido y por las maravillas que en mi favor has hecho. Por tu Divina Misericordia te pido, ilumina mi camino para no perderme, restaura mi vida para servirte, sana mis heridas y mis dolencias, perdona mis pecados, y así como me perdonas, concédeme la gracia de perdonar a quienes me han ofendido. Que el Espíritu Santo descienda y llene de paz a este corazón que arrodillado se arrepiente y se acuerda de ti. Entra Señor en mi vida y purifica mi alma, permanece a mi lado cada día de mi vida, Amén.


jueves, 12 de julio de 2018

¿Y si María hubiera dicho No?

Buenas tardes y Dios les Bendiga, éste es un tema muy interesante que a muchos de nuestros hermanos separados les gusta responder, pero ¿qué dice la Iglesia Católica? Creo que debo dar un punto de vista acerca de esta pregunta: 

¿Qué hubiera pasado si María hubiera dicho No?

Al investigar sobre este tema me he encontrado con diversas respuestas en otros artículos y videos, algunos de origen protestante; entre estas respuestas, las más comunes son las siguientes:
  • María se condenaría al Infierno.
  • María sería destruida por Dios.
  • Dios hubiera utilizado a otra virgen.
  • Jesús no habría nacido y seguiríamos inmersos en oscuridad.
Algunas de las respuestas son declaradas por los protestantes, quienes aseguran que María es una mujer común y corriente, como cualquier otra, no es especial, etc., siempre buscando cómo denigrar y desvirtuar los méritos de la Madre de Dios.

Pero la Santa Biblia tiene la respuesta a esta pregunta.

Si la respuesta de María hubiera sido No, nada de lo anterior sucedería, la escritura se iba a cumplir de cualquier manera, pues Dios no le preguntó a María si estaba de acuerdo o si le gustaría ser la Madre del Salvador, Dios le dijo que ella sería la Madre de Jesús y así iba a ser, por decirlo así, era la Orden de Dios y se iba a cumplir porque María fue apartada para hacer la voluntad de Dios, no fue que Dios se esperó a que ella creciera para después preguntarle a ver si quiere, por lo que María, dijera Sí o No, estaba destinada a ser la Madre de Jesús.

Para demostrar esto, hay que mencionar hubo otros personajes bíblicos que al inicio de su misión se negaron al llamado de Dios y aun así se cumplió lo que su palabra mandaba. El mismo Pedro negó a Jesús 3 veces y es la roca sobre la que se edificó la Iglesia. 

Éxodo 4,10-14

Dijo Moisés a Yahveh: «¡Por favor, Señor! Yo no he sido nunca hombre de palabra fácil, ni aun después de haber hablado tú con tu siervo; sino que soy torpe de boca y de lengua.»


Le respondió Yahveh: «¿Quién ha dado al hombre la boca? ¿Quién hace al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo, Yahveh?


Así pues, vete, que yo estaré en tu boca y te enseñaré lo que debes decir.»
Él replicó: «Por favor, envía a quien quieras.»


Entonces se encendió la ira de Yahveh contra Moisés, y le dijo: «¿No tienes a tu hermano Aarón el levita? Sé que él habla bien; he aquí que justamente ahora sale a tu encuentro, y al verte se alegrará su corazón.

Jeremías 1,5-7

Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses, te tenía consagrado: yo profeta de las naciones te constituí.


Yo dije: «¡Ah, Señor Yahveh! Mira que no sé expresarme, que soy un muchacho.»
Y me dijo Yahveh: No digas: «Soy un muchacho», pues adondequiera que yo te envíe irás, y todo lo que te mande dirás.

Jonás 1,2-4

«Levántate, vete a Nínive, la gran ciudad, y proclama contra ella que su maldad ha subido hasta mí.»


Jonás se levantó para huir a Tarsis, lejos de Yahveh, y bajó a Joppe, donde encontró un barco que salía para Tarsis: pagó su pasaje y se embarcó para ir con ellos a Tarsis, lejos de Yahveh.
Pero Yahveh desencadenó un gran viento sobre el mar, y hubo en el mar una borrasca tan violenta que el barco amenazaba romperse.

Gálatas 1,15-16

Mas, cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre.

I Corintios 9:16-17

Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no predicara el Evangelio! Si lo hiciera por propia iniciativa, ciertamente tendría derecho a una recompensa. Mas si lo hago forzado, es una misión que se me ha confiado.


Conclusión

Ni San Pablo, que persiguió a la Iglesia, ni Moisés, Jeremías o Jonás, fueron destruidos por Dios, tampoco fueron condenados al infierno. Todos ellos cumplieron con la voluntad de Dios, pues misericordioso es el Señor, que salva al hombre aún en contra de su propia voluntad

Así que, como hemos visto, María no es como cualquier otra mujer. Antes de decir sí o no, ya el ángel Gabriel la había nombrado, Kejaritomene (llena de gracia), lo que nos muestra claramente que María fue también predestinada para ser la Madre del Salvador. María es bienaventurada por gracia de Dios, quien le dio todo y la llenó de gracia, Pero también es bienaventurada por mérito propio, por decir que SÍ a Dios, pues donde Moisés, Jeremías, Jonás y San Pablo fallaron diciendo NO, ella dijo SÍ. Por eso Dios mismo, en boca de Isabel llena del Espíritu Santo la proclama: BENDITA ENTRE LAS MUJERES.

Fuente: Enlace Católico.


miércoles, 11 de julio de 2018

Novena al Divino Niño Jesús

INICIO (TODOS LOS DÍAS)

Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Padre, Creador y Redentor mío, por ser Tú quien eres y porque te amo sobre todas las cosas me pesa en el alma haberte ofendido; propongo firmemente enmendarme, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos en satisfacción de mis pecados; así como te suplico así confío en tu bondad y misericordia infinita que me perdonarás y me darás la gracia para nunca más pecar. Amen.

Oración para todos los Días

Oh Dios, que por amor a nosotros nos ha enviado a tu Divino Hijo como nuestro Salvador y Redentor, te pedimos que, por mediación de los méritos de tu infancia, se acreciente nuestra fe y abundemos en buenas obras. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

PRIMER DÍA


La Palabra de Dios

"En esto se manifiesta el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo Único para que vivamos por medio de Él". [Juan 4, 9]

Reflexión

Dios nos ha amado siempre, Él no odia ni rechaza a nadie; somos nosotros los que muchas veces lo rechazamos a Él por el pecado. Correspondamos a su amor cumpliendo su santa Ley y aceptando a Jesús en nuestra vida.

Propósito

Manifestaré mi amor a Dios haciendo todo el bien que pueda a mi prójimo.

Oración Comunitaria

Para que los cristianos nos amemos como hermanos. Escúchanos, Señor. 
Para que Jesús nos conceda la gracia que le pedimos en esta novena, si es de su divino agrado. Escúchanos, Señor.
(Pueden añadirse otras peticiones).

Gozos

Coro
  • Oh Divino Niño mi Dios y Señor, tú serás el dueño de mi corazón.
Estrofas
  1. Aquí en tu Santuario con fe y oración, te pedimos toda nuestra conversión.
  2. Pequeños y grandes en gran procesión, venimos alegres a hacerte oblación.
  3. Los jóvenes todos con gran persuasión, radiantes de anhelos van al Salvador.
  4. Que nuestras familias como Nazaret, sus grandes virtudes puedan conocer.
  5. Que amemos a todos nos manda el Señor, con todas las fuerzas que amamos a Dios.
  6. Que al fin de mi vida con tu protección, tenga yo la dicha de mi salvación.
Oración Final

Oh Jesús, tú que viniste al mundo para ser el servidor de los hombres, haz que imitando tu ejemplo, seamos generosos en el servicio de nuestros hermanos. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, vénganos tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a quien nos ofende, no nos dejes caer en tentación, líbranos del mal. Amén.

Dios te salve María, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita entre las mujeres, bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 

Gloria al padre, gloria al hijo, y gloria al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos, Amén.

SEGUNDO DÍA


La Palabra de Dios

El ángel les dijo: "No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Cristo Señor". [Lucas 2, 10-11]

Reflexión

Dios nos comunica la buena nueva de que ha enviado a su único Hijo para hacerse hombre, salvarnos y que así podamos llegar a ser hijos de Dios.

Propósito

Procuraré colaborar con Dios anunciando el Evangelio a las personas con quienes vivo.

Oración Comunitaria

Con gran confianza hagamos nuestras peticiones a Dios:
Para que todos nosotros seamos testigos de Cristo y sus apóstoles para con nuestros semejantes. Escúchanos, Señor. 
Para que el Divino Niño nos conceda la gracia que le pedimos en esta novena si es de su agrado. Escúchanos, Señor.
(Pueden añadirse otras peticiones).

Gozos

Coro
  • Oh Divino Niño mi Dios y Señor, tú serás el dueño de mi corazón.
Estrofas
  1. Aquí en tu Santuario con fe y oración, te pedimos todos nuestra conversión.
  2. Pequeños y grandes en gran procesión, venimos alegres a hacerte oblación.
  3. Los jóvenes todos con gran persuasión, radiantes de anhelos van al Salvador.
  4. Que nuestras familias como Nazaret, sus grandes virtudes puedan conocer.
  5. Que amemos a todos nos manda el Señor, con todas las fuerzas que amamos a Dios.
  6. Que al fin de mi vida con tu protección, tenga yo la dicha de mi salvación.
Oración Final

Jesús mío, ayúdanos a cumplir nuestro compromiso bautismal, de seguir tu Evangelio como norma de nuestra vida y de enseñarlo a los demás. Que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, vénganos tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a quien nos ofende, no nos dejes caer en tentación, líbranos del mal. Amén.

Dios te salve María, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita entre las mujeres, bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 

Gloria al padre, gloria al hijo, y gloria al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos, Amén.

TERCER DÍA


La Palabra de Dios

"Cuando según la Ley de Moisés, se cumplieron los días de purificación de ellos, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor". [Lucas 2, 22]

Reflexión

Es muy cristiano la costumbre de llevar los niños al templo para presentarlos al Señor, pero que esta presentación sea para confirmar más nuestro solemne compromiso contraído cuando los mandamos bautizar, o sea de enseñarles a ser buenos cristianos, con la palabra y de manera especial con el buen ejemplo.

Propósito

Procuraré colaborar con Dios anunciando el Evangelio a las personas con quienes vivo primero con el buen ejemplo y si fuere necesario con algunas palabras.

Oración Comunitaria

Confiadamente hagamos nuestras peticiones a Dios.
Para que los padres de familia y los padrinos cumplan con su solemne compromiso de educar cristianamente a los niños. Escúchanos, Señor. 
Para que Jesús nos conceda la gracia que le pedimos en esta novena, si es de su agrado. Escúchanos, Señor.
(Pueden añadirse otras peticiones).

Gozos

Coro
  • Oh Divino Niño mi Dios y Señor, tú serás el dueño de mi corazón.
Estrofas
  1. Aquí en tu Santuario con fe y oración, te pedimos todos nuestra conversión.
  2. Pequeños y grandes en gran procesión, venimos alegres a hacerte oblación.
  3. Los jóvenes todos con gran persuasión, radiantes de anhelos van al Salvador.
  4. Que nuestras familias como Nazaret, sus grandes virtudes puedan conocer.
  5. Que amemos a todos nos manda el Señor, con todas las fuerzas que amamos a Dios.
  6. Que al fin de mi vida con tu protección, tenga yo la dicha de mi salvación.
Oración Final

Oh, Jesús, Maestro Divino de los hombres, ilumina a los padres de familia y a todos los encargados de la educación cristiana de los niños y de los jóvenes, para que cumplan con la solemne misión que Él les ha encargado. Amén.

Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, vénganos tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a quien nos ofende, no nos dejes caer en tentación, líbranos del mal. Amén.

Dios te salve María, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita entre las mujeres, bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 

Gloria al padre, gloria al hijo, y gloria al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos, Amén.

CUARTO DÍA


La Palabra de Dios

"Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción- ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!- a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones". [Lucas 2, 34-35]

Reflexión

San Agustín decía: "El que te creó sin ti, no te puede salvar sin ti". Dios no nos puede llevar al cielo si nosotros no queremos: respeta nuestra libertad. Aceptamos voluntariamente la salvación que Jesús nos ofrece.

Propósito

Me propongo ordenar mejor mi vida, de modo que mis actuaciones faciliten a Jesús su labor de salvarme.

Oración Comunitaria

Expongamos a Dios nuestras necesidades como un hijo a un padre amoroso:
Para que nosotros no abusemos de nuestra libertad. Escúchanos, Señor. 
Si conviene para mi salvación, el Señor nos conceda la gracia que le pedimos. Escúchanos, Señor.
(Pueden añadirse otras peticiones).

Gozos

Coro
  • Oh Divino Niño mi Dios y Señor, tú serás el dueño de mi corazón.
Estrofas
  1. Aquí en tu Santuario con fe y oración, te pedimos todos nuestra conversión.
  2. Pequeños y grandes en gran procesión, venimos alegres a hacerte oblación.
  3. Los jóvenes todos con gran persuasión, radiantes de anhelos van al Salvador.
  4. Que nuestras familias como Nazaret, sus grandes virtudes puedan conocer.
  5. Que amemos a todos nos manda el Señor, con todas las fuerzas que amamos a Dios.
  6. Que al fin de mi vida con tu protección, tenga yo la dicha de mi salvación.
Oración Final

Jesús mío: Tú que eres el camino, la verdad y la vida, ayúdanos para que venciendo mi soberbia, cumpla mi compromiso contraído en el bautismo de creer en ti y seguir por toda mi vida. Amén.

Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, vénganos tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a quien nos ofende, no nos dejes caer en tentación, líbranos del mal. Amén.

Dios te salve María, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita entre las mujeres, bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 

Gloria al padre, gloria al hijo, y gloria al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos, Amén.

QUINTO DÍA


La Palabra de Dios

"Al cabo de tres días lo encontraron en el templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles: todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron quedaron sorprendidos y su madre le dijo: Hijo ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando. Él les dijo: ¿Y por qué me buscábais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre? Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres". [Lucas 2, 46-52]

Reflexión

La sagrada familia es el modelo  para las familias cristianas: los padres no solamente deben proveer el alimento, vestido e instrucción de sus hijos; sino que tengan en cuenta que son sus educadores especialmente en la fe. Enséñenlos a cumplir sus deberes para con Dios y para con el prójimo. Los hijos, por su parte, a ejemplo del Niño Jesús, tengan cariño a sus padres y sean dóciles a sus enseñanzas para que puedan formarse buenos ciudadanos y buenos cristianos.

Propósito

Me esforzaré para que en mi hogar reine el amor y la comprensión que reinaban en el hogar del Niño Jesús.

Oración Comunitaria

Por mediación de Jesús hagamos nuestras peticiones a Dios nuestro Señor:
Para que en nuestros hogares florezcan las virtudes del Niño Jesús. Escúchanos, Señor.
Para que, si Dios lo juzga conveniente, nos conceda la gracia que le pedimos en esta novena. Escúchanos, Señor.
(Pueden añadirse otras peticiones).

Gozos

Coro
  • Oh Divino Niño mi Dios y Señor, tú serás el dueño de mi corazón.
Estrofas
  1. Aquí en tu Santuario con fe y oración, te pedimos todos nuestra conversión.
  2. Pequeños y grandes en gran procesión, venimos alegres a hacerte oblación.
  3. Los jóvenes todos con gran persuasión, radiantes de anhelos van al Salvador.
  4. Que nuestras familias como Nazaret, sus grandes virtudes puedan conocer.
  5. Que amemos a todos nos manda el Señor, con todas las fuerzas que amamos a Dios.
  6. Que al fin de mi vida con tu protección, tenga yo la dicha de mi salvación.
Oración Final:

Oh Jesús, bendice nuestras familias para que los padres sean más responsables de su delicada misión y para que reinen más amor y más comprensión entre padres e hijos. Amén.

Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, vénganos tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a quien nos ofende, no nos dejes caer en tentación, líbranos del mal. Amén.

Dios te salve María, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita entre las mujeres, bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 

Gloria al padre, gloria al hijo, y gloria al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos, Amén.

SEXTO DÍA


La Palabra de Dios

"Le presentaban unos niños para que los tocara; pero los discípulos les reñían. Mas Jesús al ver esto, se enfadó y les dijo: Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. Yo os aseguro: el que no reciba el reino de Dios como niño, no entrará en él. Y abrazaba a los niños y los bendecía imponiendo las manos sobre ellos". [Marcos 10, 13-16]

Reflexión

El mensaje que Jesús trae para nosotros en el día de hoy es éste: Que recibamos con gusto, sencillez y buena voluntad la Palabra de Dios, sin ponerle trabas a la acción divina, convencidos de que Dios nos ama y que su palabra trae para nosotros un mensaje de salvación, y que Dios es un Padre amoroso, y, que no quiere la condenación del pecador, sino que haga esfuerzo por arreglar su vida y se salve.

Propósito

Leeré con frecuencia el Santo Evangelio; meditaré en las enseñanzas que me da Jesús y me esforzaré en ordenar mi vida según esas enseñanzas.

Oración Comunitaria

Iluminados por la Palabra de Dios, hagamos nuestras peticiones:
Para que Jesús nos haga dóciles a sus divinas enseñanzas. Escúchanos, Señor.
Para que, si es de su agrado, el Señor nos conceda lo que le pedimos en esta novena. Escúchanos, Señor.
(Pueden añadirse otras peticiones).

Gozos

Coro
  • Oh Divino Niño mi Dios y Señor, tú serás el dueño de mi corazón.
Estrofas
  1. Aquí en tu Santuario con fe y oración, te pedimos todos nuestra conversión.
  2. Pequeños y grandes en gran procesión, venimos alegres a hacerte oblación.
  3. Los jóvenes todos con gran persuasión, radiantes de anhelos van al Salvador.
  4. Que nuestras familias como Nazaret, sus grandes virtudes puedan conocer.
  5. Que amemos a todos nos manda el Señor, con todas las fuerzas que amamos a Dios.
  6. Que al fin de mi vida con tu protección, tenga yo la dicha de mi salvación.
Oración Final

Te pedimos Señor, que nos ayudes a convencernos de que para conocer a Cristo, necesitamos leer con devoción el Santo Evangelio que debe ser norma de nuestra vida. Te lo pedimos por Cristo Nuestro.

Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, vénganos tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a quien nos ofende, no nos dejes caer en tentación, líbranos del mal. Amén.

Dios te salve María, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita entre las mujeres, bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 

Gloria al padre, gloria al hijo, y gloria al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos, Amén.

SÉPTIMO DÍA


La Palabra de Dios

"En aquel momento se acercaron a Jesús los discípulos y le preguntaron: ¿Quién es pues, el mayor en el Reino de los Cielos? Él llamó a un niño, le puso en medio de ellos y dijo: Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños no entraréis en el Reino de los Cielos. Así, pues, ese es el mayor en el reino de los Cielos". [Mateo 18, 14]

Reflexión

Jesús no nos exige que seamos ya perfectos sino que trabajemos por ser mejores. Que dominemos nuestro orgullo y reconozcamos humildemente nuestros pecados; que cambiemos nuestro modo equivocado de pensar y actuar. Él siempre nos ofrece su amor y su perdón.

Propósito

Dedicaré todos los días un momento para examinar mi conciencia y trataré de corregir mis defectos con mi esfuerzo personal y la ayuda de Dios.

Oración Comunitaria

Confiados en la bondad de Dios hagámosle nuestras peticiones:
Para que nos resolvamos a renovar nuestra vida espiritual y nuestras relaciones con nuestro prójimo. Escúchanos, Señor.
Para que, si es de su agrado, Jesús nos conceda la gracia que le pedimos en esta novena. Escúchanos, Señor.
(Pueden añadirse otras peticiones).

Gozos

Coro
  • Oh Divino Niño mi Dios y Señor, tú serás el dueño de mi corazón.
Estrofas
  1. Aquí en tu Santuario con fe y oración, te pedimos todos nuestra conversión.
  2. Pequeños y grandes en gran procesión, venimos alegres a hacerte oblación.
  3. Los jóvenes todos con gran persuasión, radiantes de anhelos van al Salvador.
  4. Que nuestras familias como Nazaret, sus grandes virtudes puedan conocer.
  5. Que amemos a todos nos manda el Señor, con todas las fuerzas que amamos a Dios.
  6. Que al fin de mi vida con tu protección, tenga yo la dicha de mi salvación.
Oración Final

Señor, mira nuestra debilidad y nuestra inconstancia y concédenos con el auxilio de tu gracia, que a ejemplo de tu Hijo Jesús, crezcamos cada día en amor a Ti y a nuestro prójimo, sin descuidar nuestro progreso humano y cultural. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, vénganos tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a quien nos ofende, no nos dejes caer en tentación, líbranos del mal. Amén.

Dios te salve María, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita entre las mujeres, bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 

Gloria al padre, gloria al hijo, y gloria al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos, Amén.

OCTAVO DÍA


La Palabra de Dios

"Y el que recibe a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe. Pero al que escandalice a uno de estos niños que creen en mí, más le valía que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar. ¡Ay del mundo por los escándalos!". [Mateo 18, 5-7]

Reflexión

Jesús dice en otra parte del Evangelio: "Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los Cielos". (Mt. 5, 16)
Los hijos, especialmente los pequeños, imitan los ejemplos de los mayores y aquí están en primer lugar de los padres de familia. El matrimonio es sagrado porque fue Dios el que lo instituyó y por eso mismo su misión es sagrada ante Dios, ante la Iglesia y ante la sociedad, en la educación integral de sus hijos. Pensemos si nuestras actitudes son educativas para los niños que viven con nosotros.

Propósito

Jesús nos advierte a los cristianos que a ejemplo suyo debemos ser luz de buen ejemplo para todos.

Oración Comunitaria

Dialoguemos con Dios y expongámosle nuestras peticiones:
Para que seamos capaces de representar dignamente a Jesús en todas partes. Escúchanos, Señor.
Para que, si el Señor lo juzga conveniente, nos conceda la gracia que le pedimos en esta novena. Escúchanos, Señor.
(Pueden añadirse otras peticiones).

Gozos

Coro
  • Oh Divino Niño mi Dios y Señor, tú serás el dueño de mi corazón.
Estrofas
  1. Aquí en tu Santuario con fe y oración, te pedimos todos nuestra conversión.
  2. Pequeños y grandes en gran procesión, venimos alegres a hacerte oblación.
  3. Los jóvenes todos con gran persuasión, radiantes de anhelos van al Salvador.
  4. Que nuestras familias como Nazaret, sus grandes virtudes puedan conocer.
  5. Que amemos a todos nos manda el Señor, con todas las fuerzas que amamos a Dios.
  6. Que al fin de mi vida con tu protección, tenga yo la dicha de mi salvación.
Oración Final

Oh Jesús, tú que siempre has sido el bienhechor de la humanidad, ayúdanos con tu divina gracia para que a ejemplo tuyo, con nuestras buenas obras demos buen ejemplo a todos. Amén.

Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, vénganos tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a quien nos ofende, no nos dejes caer en tentación, líbranos del mal. Amén.

Dios te salve María, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita entre las mujeres, bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 

Gloria al padre, gloria al hijo, y gloria al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos, Amén.

NOVENO DÍA


La Palabra de Dios

"El ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma contigo al Niño y a su Madre y huye a Egipto, allí estarán hasta que te avise. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle. Él se levantó, tomó de noche al Niño y a su Madre y se retiró a Egipto; y allí estuvo hasta la muerte de Herodes; para que cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo". [Mateo 2, 13-15]

Reflexión

Dios desde toda la eternidad movido por su amor al hombre, tiene elaborado un plan para salvarlo. Con el abuso de su libertad, el hombre obstaculiza este plan de salvación. Nuestro deber es colaborar con Él mismo. Dios siempre cumple lo que promete. Nosotros con frecuencia no cumplimos.

Propósito

Voluntariamente voy a colaborar con Dios en mi propia salvación y en la de los demás.

Oración Comunitaria

Con confianza de hijos, dirijamos a Dios nuestro Padre, nuestras peticiones:
Para que Jesús nos ayude a hacer buen uso de nuestra libertad. Escúchanos, Señor.
Para que, si es de su agrado, nuestro buen Jesús nos conceda la gracia que le pedimos en esta novena. Escúchanos, Señor.
(Pueden añadirse otras peticiones).

Gozos

Coro
  • Oh Divino Niño mi Dios y Señor, tú serás el dueño de mi corazón.
Estrofas
  1. Aquí en tu Santuario con fe y oración, te pedimos todos nuestra conversión.
  2. Pequeños y grandes en gran procesión, venimos alegres a hacerte oblación.
  3. Los jóvenes todos con gran persuasión, radiantes de anhelos van al Salvador.
  4. Que nuestras familias como Nazaret, sus grandes virtudes puedan conocer.
  5. Que amemos a todos nos manda el Señor, con todas las fuerzas que amamos a Dios.
  6. Que al fin de mi vida con tu protección, tenga yo la dicha de mi salvación.
Oración Final

Oh, Jesús mío, que no quieres la perdición del pecador sino que se convierta y viva, ayúdanos con tu divina gracia para que comprendamos que la observancia de tus divinos mandamientos nos lleva a la felicidad temporal y eterna. Amén.

Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, vénganos tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a quien nos ofende, no nos dejes caer en tentación, líbranos del mal. Amén.

Dios te salve María, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita entre las mujeres, bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 

Gloria al padre, gloria al hijo, y gloria al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos, Amén.