sábado, 12 de mayo de 2018

Devoción de invocar 1000 veces a Jesús

El Nombre de Jesús significa Salvador. Éste viene del cielo. A San José se lo manifestó un ángel en sueños [Mateo 1, 21] y a la Santísima Virgen, el arcángel Gabriel en el momento de la Anunciación [Lucas 1, 31-33]. El poder de intervención y la majestad de este Nombre es milagroso, porque está sobre todo nombre y ante el cual se arrodilla todo ser, en los cielos, en la tierra y en los infiernos. 

Esta devoción consiste en invocar el Nombre de Jesús mil veces para expulsar de nuestra casa a las huestes malignas. La oración se reza utilizando una camándula (rosario), dándole 20 vueltas a las 50 cuentas para así llegar a mil. Para venerar este Nombre Sagrado, como testimonio del triunfo del bien sobre el mal, se hace frente a un altar, con una cruz bendita en medio que puede ser de madera o de ramos de olivo o utilizamos alguna que tengamos en casa, dos velas, flores y un poco de agua bendita
 

Tradicionalmente, para rezar los mil Jesús, las familias se ayudan con granos de frijol o de maíz para contar cada una de las 20 vueltas que hay que rezar con la camándula. Hay otros que prefieren hacer rayas con lápiz y papel, marcando una vez cada 50 o 100 veces pronunciado el nombre (es decir, se marca una raya cada vez que se completa una vuelta o dos vueltas a la camándula); pero en general hay alguien encargado de hacer la cuenta para que se llegue hasta mil.

Devoción a los 1000 Jesús

Por la señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Tú quien eres y porque te amo sobre todas las cosas, me arrepiento de todo corazón de todo lo malo que he hecho y de todo lo bueno que he dejado de hacer, porque pecando te he ofendido a Ti, que eres el sumo bien y digno de ser amado sobre todas las cosas.

Ofrezco mi vida, obras y trabajos en satisfacción de mis pecados. Propongo firmemente, con la ayuda de tu gracia, hacer penitencia, no volver a pecar y huir de las ocasiones de pecado, hacer una buena, sincera y profunda confesión (sin omitir ningún pecado cometido) y comulgar con la mayor frecuencia posible. Señor, por los méritos de tu pasión y muerte, apiádate de mí, y dame tu gracia para nunca más volverte a ofender. Amén.

Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, vénganos tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a quien nos ofende, no nos dejes caer en tentación, líbranos del mal. Amén.

Dios te salve María, llena de gracia, el Señor está contigo. Bendita entre las mujeres, bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 

Gloria al padre, gloria al hijo, y gloria al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos, Amén.

Al iniciar cada decena:

Santísima Cruz, mi abogada has de ser, en la vida y en la muerte me has de favorecer. Si a la hora de mi muerte el demonio me tentare, le diré: Satanás, Satanás, conmigo no contarás ni tendrás parte en mi alma, porque dije mil veces (en cada cuenta repetir el nombre) Jesús, Jesús, Jesús, Jesús, Jesús, Jesús, Jesús, Jesús, Jesús, Jesús.

En las siguientes decenas:

Vete Satanás, a mi casa no entrarás, en nuestros corazones no reinarás porque el Día de la Santa Cruz diremos mil veces (en cada cuenta repetir el nombre) Jesús, Jesús, Jesús, Jesús, Jesús, Jesús, Jesús, Jesús, Jesús, Jesús.

Al terminar una vuelta completa al rosario o camándula (al decir Jesús 50 veces):

Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, vénganos tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a quien nos ofende, no nos dejes caer en tentación, líbranos del mal. Amén.

Dios te salve María, llena de gracia, el Señor está contigo. Bendita entre las mujeres, bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 

Gloria al padre, gloria al hijo, y gloria al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos, Amén.

Y se inicia otra vez la secuencia anterior.

Al terminar las 20 vueltas de la camándula:

Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, vénganos tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a quien nos ofende, no nos dejes caer en tentación, líbranos del mal. Amén.

Dios te salve María, llena de gracia, el Señor está contigo. Bendita entre las mujeres, bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 

Gloria al padre, gloria al hijo, y gloria al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos, Amén.

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Jesús, Jesús, Jesucristo. Jesús, mi Jesús por siempre. Jesús, Jesús en mi vida, Jesús, Jesús en mi muerte. Dulce Jesús, sé mi Jesús y sálvanos.

Oh, Dios, que, al recordar hoy el descubrimiento de la verdadera cruz, renovaste los milagros de tu pasión, concédenos que por el valor de aquel sagrado leño de vida alcancemos eficaz socorro y ayuda del cielo para la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amen.

Bendición final rociando con agua bendita: 
El Señor esté con vosotros, y con tu Espíritu. La bendición de Dios todopoderoso, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Historia

Se acostumbra en la Iglesia Católica, hacer esta devoción el 3 de Mayo, Día de la Santa Cruz, pero puede rezarse en cualquier momento. Es bueno decir que el demonio habita en aquellos hogares donde reina el pecado, por lo tanto hay que confesarse, ayunar y comulgar.


Más cruel que el mayor de los tiranos es el demonio que procura subyugar el mayor número posible de almas, con astucia y engaños. El quiere tener un reino en el cual, sin ser visto, sea escuchado de buena gana y no por la fuerza, como sucede en su reinado de odio, de furor y de discordia.

Aquellas personas que vayan creciendo en santidad, Jesús les va a dar la oportunidad de poder darse cuenta cuando el sembrador de discordia se encuentra junto a ustedes. No se muestra pudiendo; sólo por orgullo y porque le conviene también permanece y actuar en lo oculto, pero se puede notar perfectamente su presencia, basta que Jesús les quiera dar ese regalo.

Al demonio se le derrota recibiendo los sacramentos, confesión y comunión con la mayor frecuencia posible y lo más importante, humildad, mucha humildad. El padre Fortea, conocido exorcista español, nos dice basta pronunciar la palabra "Jesús" y el demonio se aleja. Aquí les vamos a dejar la devoción de los mil Jesús, para que protejan sus hogares y sus familias, no se dice Jesús una vez, sino mil veces.
 
La Iglesia Católica conmemora en dos ocasiones en el año el Día de la Cruz: el 3 de mayo, cuando se recuerda su descubrimiento, y el 14 de septiembre, fecha de su Exaltación. La primera de ellas se celebra desde tiempos remotos y se relaciona con el hallazgo del madero de la Cruz donde murió Jesús. De acuerdo con los relatos históricos, el Emperador Constantino, encomendó a Santa Elena, su madre, buscar la verdadera cruz de la crucifixión de Jesucristo, siendo hallada por ella, y la ayuda de unos sacerdotes, en el Monte Calvario, en Jerusalén.

Cuenta la tradición popular que la santa trajo consigo tres maderos y que para determinar cuál era la Cruz de Jesús pidieron a personas enfermas que las tocasen, notando que una en particular les concedía salud. Desde entonces se dedica un día en el año a conmemorar este hecho y rendir un homenaje a la Santa Cruz.

La cruz se elabora con laurel (no el de condimento), se amarran varias ramas en forma de cruz, esta “Cruz” no lleva adornos ni flores, ni granos, ni medallas, si se quiere para conservar la forma se le ata a dos palos pequeños en forma de Cruz.


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