El Papa Inocencio IX dijo de esta santa un elogio admirable: "Probablemente no ha habido en América un misionero que con sus predicaciones haya logrado más conversiones que las que Rosa de Lima obtuvo con su oración y sus mortificaciones". Lo cual es mucho decir.
Isabel Flores de Oliva, hija de Gaspar de Flores y María de Oliva, que por su belleza recibió popularmente el nombre de "Rosa" al que ella añadió "de Santa María" En el bautizo le pusieron el nombre de Isabel, pero luego la mamá al ver que al paso de los años su rostro se volvía sonrosado y hermoso como una rosa, empezó a llamarla con el nombre de Rosa. Y el Sr. Arzobispo al darle la confirmación le puso definitivamente ese nombre, con el cual es conocida ahora en todo el mundo.
En los años
en que nació Santa Rosa de Lima, la sociedad de su época, propia de un periodo
colonial, esta orientada en varios aspectos por el ideal de tener más. Hay allí
familias pudientes, otras de pequeños propietarios y la gran mayoría de
campesinos, negros y mulatos, que son tratados como esclavos. La familia de
Rosa es de pequeños propietarios. Los padres de Rosa se esfuerzan en darle una
seria educación humana además de proporcionarle una sólida formación en la fe.
Lima tiene
una comunidad pionera en la evangelización: el convento de Santo Domingo. Allí
los seglares pueden participar en la liturgia, reunirse a meditar la Palabra de
Dios y colaborar temporalmente en los puestos misionales o
"doctrinas".
Desde pequeñita Rosa tuvo una gran inclinación a la oración y a la meditación. Un día rezando ante una imagen de la Virgen María le pareció que el niño Jesús le decía: "Rosa conságrame a mí todo tu amor". Y en adelante se propuso no vivir sino para amar a Jesucristo.
Y al ir a su hermano decir que si muchos hombres se enamoraban perdidamente era por la atracción de una larga cabellera o de una piel muy hermosa, se cortó el cabello y se propuso llevar el rostro cubierto con un velo, para no ser motivo de tentaciones para nadie. Quería dedicarse únicamente a amar a Jesucristo.
Rosa en su
interior vive un dilema: por un lado siente vocación de religiosa contemplativa
y, por otros, percibe la imperiosa llamada a realizar esta vocación en el
interior de su familia, trabajando por el Reino de Dios desde fuera del
convento, esto sucedió así:
Se había
propuesto irse de monja agustina. Pero el día en que fue a arrodillarse ante la
imagen de la Virgen Santísima para pedirle que le iluminara si debía irse de
monja ó no, sintió que no podía levantarse del suelo donde estaba arrodillada.
Llamó a su hermano a que le ayudara a levantarse pero él tampoco fue capaz de
moverla de allí. Entonces se dio cuenta de que la voluntad de Dios era otra y
le dijo a Nuestra Señora: "Oh Madre Celestial, si Dios no quiere que yo me
vaya a un convento, desisto desde ahora de su idea". Tan pronto pronunció
estas palabras quedó totalmente sin parálisis y se pudo levantar del suelo
fácilmente.
A sus 20
años encuentra el camino: ser pobre por la fraternidad universal ingresando en
la Orden de Predicadores, en su movimiento seglar, había sucedido que ella vino
a saber que la más famosa terciaria dominica es Santa Catalina de Siena (29 de
abril) y se propuso estudiar su vida e imitarla en todo. Y lo logró de manera
admirable. Se fabricó una túnica blanca y el manto negro y el velo también
negro para la cabeza, y así empezó a asistir a las reuniones religiosas del
templo.
Su padre
fracasó en el negocio de una mina y la familia quedó en gran pobreza. Entonces
Rosa se dedicó durante varias horas de cada día a cultivar un huerto en el
solar de la casa y durante varias horas de la noche a hacer costuras, para
ayudar a los gastos del hogar. Como dominica seglar da clases a los niños,
incluyendo aprendizaje de instrumentos musicales (guitarra, arpa, cítara). En
aquel hogar la vida es sencilla, pero lo necesario nunca falta.
Participa
en la Eucaristía en el Convento de Santo Domingo. Al fondo de su casa, en la
huerta de sus padres, construye una cabaña, una ermita, con el fin de asimilar
más el Evangelio en la oración; allí entra en comunión con Dios, con los
hombres y con la naturaleza. Sólo Dios la va retribuyendo y ella se va forjando
como mujer de "contemplación en lo secreto". A esto une una serie de
mortificaciones. Explica en sus escritos que la mortificación es necesaria para
ser saciados por el Espíritu de Dios, para vivir orientados por el Espíritu
Santo, para renovar la faz de la tierra a partir de uno mismo. Frente a sus
prójimos es una mujer comprensiva: disculpa los errores de los demás, persona
las injurias, se empeña en hacer retornar al buen camino a los pecadores,
socorre a los enfermos. Se esfuerza en la misericordia y la compasión.
Es difícil
encontrar en América otro caso de mujer que haya hecho mayores penitencias, lo
primero que se propuso mortificar fue su orgullo, su amor propio, su deseo de
aparecer y de ser admirada y conocida. Y en ella, como en todas las cenicientas
del mundo se ha cumplido lo que dijo Jesús: "quien se humilla será
enaltecido".-
Una segunda
penitencia de Rosa de Lima fue la de los alimentos. Su ayuno era casi continuo.
Y su abstinencia de carnes era perpetua. Comía lo mínimo necesario para no
desfallecer de debilidad. Aún los días de mayores calores, no tomaba bebidas
refrescantes de ninguna clase, y aunque a veces la sed la atormentaba, le bastaba
mirar el crucifijo y recordar la sed de Jesús en la cruz, para tener valor y
seguir aguantando su sed, por amor a Dios.
Dormía
sobre duras tablas, con un palo por almohada. Alguna vez que le empezaron a
llegar deseos de cambiar sus tablas por un colchón y una almohada, miró al
crucifijo y le pareció que Jesús le decía: "Mi cruz, era mucho más cruel
que todo esto". Y desde ese día nunca más volvió a pensar en buscar un
lecho más cómodo.
Los últimos
años vivía continuamente en un ambiente de oración mística, con la mente casi
ya más en el cielo que en la tierra. Su oración y sus sacrificios y penitencias
conseguían numerosas conversiones de pecadores, y aumento de fervor en muchos
religiosos y sacerdotes. En la ciudad de Lima había ya una convicción general
de que esta muchacha era una verdadera santa.-
Rosa de
Lima, pasó los tres últimos años de su vida en la casa de Don Gonzalo de Massa,
desde 1614 a 1617. Don Gonzalo era un empleado rico del gobierno y su esposa,
María de Uzategui, tenía un gran aprecio por Rosa. Durante la penosa y larga
enfermedad que precedió a su muerte, la oración de la joven era: "Señor,
auméntame los sufrimientos, pero auméntame en la misma medida tu amor".
Desde 1614
ya cada año al llegar la fiesta de San Bartolomé, el 24 de agosto, demuestra su
gran alegría. Y explica el porqué de este comportamiento: "Es que en una
fiesta de San Bartolomé iré para siempre a estar cerca de mi redentor
Jesucristo". Y así sucedió. El 24 de agosto del año 1617, después de
terrible y dolorosa agonía, expiró con la alegría de irse a estar para siempre
junto al amadísimo Salvador a los 31 años.
Y a esta muchacha de condición económica pobre y sin muchos estudios, le hicieron un funeral poco común en la ciudad de Lima. La primera cuadra llevaron su ataúd los monseñores de la catedral, como lo hacían cuando moría un arzobispo. La segunda cuadra lo llevaron los senadores (u oidores), como lo hacían cuando moría un virrey. Y la tercera cuadra lo llevaron los religiosos de las Comunidades, para demostrarle su gran veneración. El entierro hubo que postponerlo porque inmensas multitudes querían visitar su cadáver, y filas interminables de fieles pasaban con devota veneración frente a él. Después la sepultaron en una de las paredes del templo
Su cuerpo
se venera en la Basílica dominicana de Santo Domingo en Lima. Fue canonizada
por Clemente X el 12 de abril de 1671. Desde ese año Toda América Meridional y
Filipinas la veneran como patrona.
Así es,
como es celebrada como la primera flor de santidad de América, insigne por la
fragancia de su penitencia y oración. Dotada de brillantes cualidades y dotes
de ingenio que tuvo ya desde niña se consagra al Señor con voto de virginidad.
Sintió profunda veneración por Santa Catalina de Siena, con quien se advierte
una sorprendente afinidad, así fue como por ello decidió en 1606, inscribirse
en la Orden Seglar Dominicana para darse más plenamente a la perfección
evangélica.
Esta amante
de la soledad dedicó gran parte del tiempo a la contemplación deseando también
introducir a otros en los arcanos de la "oración secreta", divulgando
para ello libros espirituales. Anima a los sacerdotes para que atraigan a todos
al amor a la oración.
Recluida
frecuentemente en la pequeña ermita que se hizo en el huerto de sus padres,
abrirá su alma a la obra misionera de la Iglesia con celo ardiente por la
salvación de los pecadores y de los "indios". Por ellos desea dar su
vida y se entrega a duras penitencias, para ganarlos a Cristo. Durante quince
años soportará gran aridez espiritual como crisol purificador. También destaca
por sus obras de misericordia con los necesitados y oprimidos.
Rosa arde
en amor a Jesús en la Eucaristía y en honda piedad para con su Madre, cuyo
rosario propaga con infatigable celo, estimando que todo cristiano "debe
predicarlo con la palabra y tenerlo grabado en el corazón".
Los
milagros empezaron a sucederse en favor de los que invocaban la intercesión de
Rosa, y el sumo pontífice la declaró santa y la proclamó Patrona de América
Latina, Rosa de Lima, es la más bella rosa que ha producido nuestro continente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
¿Eres católico? ¿Crees en Dios? Recuerda que éste es un espacio para la comunidad católica, si no eres católico o no crees en Dios por favor respeta las creencias de quienes amamos a Jesús y a María.