Nuestra Señora del Rosario del Rayo o popularmente conocida como Virgen del Rayo o Nuestra señora del Rayo es una advocación mariana originaria de Guadalajara, Jalisco y que se ha extendido a otras regiones de México.
De acuerdo a la tradición, un rayo cayó sobre una imagen de
la Virgen del Rosario en el convento dominico femenil de Jesús María de
Guadalajara la madrugada del 13 de agosto de 1807. Las hermanas dominicas
descubrieron la imagen destrozada en la portería del convento, donde se había
ubicado temporalmente. La imagen de la virgen quedó quemada pero el Niño que
cargaba no sufrió ningún daño y las monjas tampoco sufrieron daño. Agradecidas
por este hecho, considerando que les había salvado la vida, las monjas
celebraron con alabanzas y misas y devolviendo la imagen a su lugar adentro de
la iglesia.
El 18 de agosto, una religiosa se encontraba en grave estado
de salud, por lo que se trasladó la imagen quemada a su dormitorio mientras se
perfilaba una nueva tormenta anunciada por las nubes. De pronto, de acuerdo al
testimonio de las monjas, la imagen comenzó a iluminarse y al entonar todas las
religiosas la oración del Magníficat, un relámpago iluminó la estancia por
varios minutos y un color rosado apareció en el rostro de la virgen
restaurándose milagrosamente, siendo también testigos del hecho el canónigo de
la iglesia y el canónigo José María Gómez obispo electo de Michoacán quien
murió sin ser consagrado. Todos ellos dejaron testimonio de este hecho
milagroso, pero lamentablemente, estos documentos se perdieron durante la
Guerra de Reforma.
A partir de este suceso se empezó a dar cuIto y veneración
pública a la imagen de la Virgen del Rayo, colocada en una capilla interior del
convento. De esta capilla era llevada anualmente al templo para la función del
10 de agosto, sacándola en procesión por la puerta del convento inmediata a la
torre, hasta el altar mayor, donde se recordaba su renovación prodigiosa y se
exaltaba su protección sobre la ciudad en las tormentas y tempestades.
En tiempos de la exclaustración de las monjas, por los años
de 1861 a 1867, la imagen estuvo guardada en casa de un médico de apellido
Castillo, pero ya en tiempos de la República, hacia 1868, cuando las dominicas
volvieron a su convento y se decoró la iglesia de Jesús María, se construyó un
altar propio para la Virgen del Rayo, frente a la puerta del templo más cercana
al presbiterio
Permaneció la santa efigie en este lugar hasta el año de
1907, año en que el Ilmo. Sr. José de Jesús Ortiz, tomó antecedentes e
investigaciones rigurosas sobre la tradición que se guardaba de aquella imagen,
nombrando al Canónigo don Luis Silva para que organizara unos festejos muy
solemnes en honor de la Virgen del Rayo, la coronó canónicamente, por decreto
episcopal, el 12 de agosto de 1907.
Con esta misma fecha y en prueba de la devoción de aquel
Ilmo. prelado, la Virgen del Rayo fue reconocida como titular del templo “y por
lo mismo llevada al altar mayor donde están ahora las imágenes de Jesús, María
y José, las que serán puestas en el altar que ahora ocupa Nuestra Señora del
Rayo”.
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