Señor, te alabamos y te bendecimos, en ti confiamos, permítenos crecer en tu amor y por tu amor guía nuestros pasos para que sean firmes. Gracias te damos, Señor, por el don del canto y de la música, a través de los cuales te queremos glorificar y adorar. Une a tu Sagrado Corazón y al Inmaculado Corazón de María nuestras manos, nuestras voces, nuestras gargantas y nuestros labios para que cada palabra que salga de ellos, cada instrumento que utilicemos, cada sonido emitido, cada oración y cada canto, sea reflejo vivo de tu luz que llegue al corazón de nuestros hermanos para iluminarlos, transformarlos y acercarlos a ti; transforma nuestros corazones, nuestros pensamientos y nuestras decisiones para en todo servirte a ti, para mayor gloria de tu nombre y edificación de tu pueblo. Amén.
¿Cómo nació esta oración?
¿Cómo nació esta oración?
En un par de ocasiones cuando asistí, junto con mis compañeros del Ministerio de Música Aleluya, a encuentros de Música Católica con el Ministerio Jésed, en la ciudad de Mexicali, hemos recibido valiosos consejos, comentarios y desde luego, oraciones, y al juntarlas y ordenarlas fue como se obtuvo ese resultado.
El primer encuentro sucedió el día 29 de Abril 2017, en el concierto de Alabanza y Adoración VEN AHORA A CRISTO, presentado por el Ministerio de Música Jéssed y con la participación del Ministerio Mandato de Dios. Al finalizar el concierto, Ana de Carranza, del Ministerio Jésed, nos da este sabio consejo:
“La clave de todo está en la perseverancia, y sobre todo en confiar en Él, dejarse guiar por su amor.”
El segundo encuentro fue el día Sábado 25 de Noviembre 2017, durante otro concierto católico por parte del Ministerio Jésed como invitados especiales en la Iglesia Mater Dolorosa, por el motivo del cuarto aniversario del grupo de adoradores de esa parroquia, y nuevamente Ana nos da un consejo:
"Siempre canten al Señor, nunca dejen de cantarle al Señor, para poder llegar a los coraznes de las personas y crezcan con el Amor de Dios."
Además, entre ambos grupo compartimos la siguiente oración, que dio cuerpo a la oración presentada al inicio de este texto:
"Te alabamos y te bendecimos, por medio de la música te queremos adorar, gracias por el don del canto Señor, unge nuestros corazones, nuestros labios, nuestros pensamientos y nuestras decisiones para en todo servirte a ti, para mayor gloria de tu nombre y edificación de tu pueblo.
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad Señor así en la tierra como en el cielo; danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos de todo mal. Amén."
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