sábado, 7 de abril de 2018

Coronilla a la Divina Misericordia de Jesús

Para realizar la Coronilla a la Divina Misericordia comúnmente se emplea un Rosario común de 5 decenas de cuentas, aunque realmente no hace falta ya que es muy sencillo de recitarlo y se puede hacer sin emplear un rosario.


Señal de la Cruz: Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Expiraste, Jesús, pero la fuente de vida brotó para las almas y un mar de misericordia se abrió para el mundo entero. Oh! fuente de vida, insondable Misericordia Divina, abarca al mundo entero y derrámate sobre nosotros.

Oh, Señor Jesús, por tu Sangre Preciosa y el Agua que brotaron de tu Sagrado Corazón como una fuente de Misericordia para nosotros. 
En Ti confío.

Padre Nuestro: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea Tu nombre. Venga a nosotros Tu reino. Hágase Tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación. Líbranos del mal. Amén

Ave María: Dios te salve María, llena de gracia, el Señor está contigo. Bendita entre las mujeres; bendito es el fruto de Tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria: Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo. Como en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo: Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, y creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra del  Espíritu Santo, nació de Santa María  Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos y al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso, desde ahí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos y la vida eterna. Amén.

Con el rosario en mano, se continúa con las 5 decenas del rosario, en las cuentas que comúnmente se reza el Padre Nuestro, todos los presentes rezan la primera oración, y en las decenas que corresponden al Ave María, la segunda oración de manera alterna, quien dirige la coronilla menciona la primera parte y el resto responde (se repite 10 veces). Al finalizar las 5 decenas, se continúa con la tercera oración, la cual se recita 3 veces.
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, en reparación por nuestros pecados y los del mundo entero.

10 Veces:
Por su dolorosa Pasión, ten Misericordia Señor.
De nosotros y del Mundo entero.

Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, en reparación por nuestros pecados y los pecados del mundo entero.

10 Veces:
Por su dolorosa Pasión, ten Misericordia Señor.
De nosotros y del Mundo entero.

Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, en reparación por nuestros pecados y los del mundo entero.

10 Veces:
Por su dolorosa Pasión, ten Misericordia Señor.
De nosotros y del Mundo entero.

Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, en reparación por nuestros pecados y los del mundo entero.

10 Veces:
Por su dolorosa Pasión, ten Misericordia Señor.
De nosotros y del Mundo entero.

Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, en reparación por nuestros pecados y los del mundo entero.

10 Veces:
Por su dolorosa Pasión, ten Misericordia Señor.
De nosotros y del Mundo entero.

Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, en reparación por nuestros pecados y los del mundo entero.

3 Veces:
Santo Dios. Santo Fuerte. Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros y del Mundo entero.

Oh, Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia en sí Mismos. Amén.

Oh, Sangre y Agua que brotaste del Sagrado Corazón de Jesús como una fuente inagotable de misericordia para con nosotros, en Ti confío.

Jesús, en Ti confío.
Jesús, en Ti confío.
Jesús, en Ti confío. 

Señal de la Cruz: Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Las promesas de Jesús.

Esta devoción llega a través de Santa Faustina Kowalska, conocida como "Apóstol de la Misericordia". Santa Faustina tuvo una visión el 13 de Septiembre de 1935, y a partir de ella escribió en su diario las siguientes palabras:

Yo vi un ángel, un ejecutor de cólera de Dios (…) a punto de alcanzar la tierra (…). Comencé a rezar intensamente a Dios por el mundo, con palabras que oía internamente. En la medida en que rezaba así, vi que el ángel quedaba desamparado, y no podía ejecutar el justo castigo”.

También quedaron escritas las promesas de Jesús en relación a la Coronilla a su Divina Misericordia. Jesús le dijo que a quien la rece, la misericordia le protegería en la vida y se le otorgaría inmensas gracias; y que fuera recomendada como última tabla de salvación:
  • Reza incesantemente este rosario que te he enseñado. Quienquiera que lo rece recibirá gran misericordia a la hora de la muerte.
  • Por medio de este rosario obtendrás todo lo que me pides, si lo que me pides está de acuerdo con Mi voluntad.
  • Cuando un pecador, por más grande que sea, rece este rosario con confianza y amor, llenaré su corazón de paz.
  • Quiero que Mis sacerdotes recomienden el rezo de este rosario como última esperanza de salvación, por los pecadores.
  • Cuando se rece este rosario al lado de un moribundo, me pondré entre Mi Padre y el alma del agonizante como un Redentor Misericordioso.
  • Oh, qué gracias más grandes concederé a las almas que recen este rosario; las entrañas de Mi Misericordia se estremecen por quienes lo rezan.
  • Hija Mía, me son muy agradables las palabras de tu corazón y por el rezo del rosario de la Misericordia acercas a Mí a la humanidad entera.
  • Hija Mía, anima a las almas a rezar el rosario de la Misericordia que te he enseñado. A quienes lo recen les daré lo que me pidan. Cuando lo recen los pecadores empedernidos, colmaré sus almas de paz y la hora de su muerte será feliz. Proclama que ningún alma que ha invocado Mi Misericordia ha quedado defraudada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en Mi bondad.


Jesús pidió a Sor Faustina, y por medio de ella a todo el mundo, que se venere Su Pasión y Muerte a las tres de la tarde, hora en que Él murió en la Cruz. Sus palabras fueron: “A las tres de la tarde implora Mi Misericordia especialmente para los pecadores. Y aunque sea un breve instante, piensa en mi Pasión, sobre todo en el abandono en el momento de mi agonía. Es la hora de la Gran Misericordia para todo el mundo… En esa hora no rehusaré nada al alma que me pida algo apelando a Mi Pasión.”




Fuentes:


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